Al término de la Segunda Guerra Mundial, comenzó la reconstrucción de Polonia, y fue durante este periodo de reformación en que las autoridades Soviéticas instituyeron un gobierno comunista en el país. Este movimiento encontró gran resistencia, pero al final, la República Popular de Polonia fue proclamada en 1952. Sin embargo, a pesar de los problemas, Polonia fue de los estados menos represivos dentro del bloque Soviético, y particularmente en 1956, el régimen se volvió más liberal. En este periodo un grupo de jóvenes cineastas Polacos aprovechó las políticas liberales y comenzó a abordar temas importantes sobre la identidad nacional Polaca. Este grupo fué conocido como la Escuela de Cine Polaco (Polska Szkoła Filmowa) y tuvo en Andrzej Wajda a su figura más importante. Sin embargo, Wada no fué el único cineasta relevante en el grupo, pues otro de estos innovadores fue Jerzy Kawalerowicz, quien en 1956 realizara "Cién" ("Sombra"), la cual reflejaba el estilo de la Escuela Polaca. Dos años después, Kawalerowicz crearía el ambiguo thriller "Pociąg".
"Pociąg" (literalmente "Tren", pero mejor conocido como "Tren Nocturno") comienza en una estacion ferroviaría, donde los pasajeros se disponen a partir. Un hombre, Jerzy (Leon Niemczyk), vestido de traje y lentes oscuros, se apresura a la estación y compra un boleto primera clase para el tren nocturno al mar Báltico. Jerzy está decidido a pasar un tiempo a solas, por lo que se enfurece cuando encuentra que una joven rubia, Marta (Lucyna Winnicka) lo ocupa también. Jerzy intenta sacarla y llama al inspector, pero la chica se rehúsa a abandonar el cuarto, como si estuviera escapando de algo. Antes de que la policía sea llamada, Jerzy prefiere olvidar todo y dejarla quedarse. Un joven, Staszek (Zbigniew Cybulski) está desesperado por hablar con Marta, pero ella lo ignora constantemente; sin embargo, el molesto pretendiente no parece ser lo que apura a la misteriosa mujer. Pronto el tren sale, y comienza a circular el rumor de que un fugitivo, que ha asesinado a su esposa, se encuentra en el mismo tren. Y todos tienen a Jerzy como principal sospechoso.
Escrita por el director Jerzy Kawalerowicz y Jerzy Lutowski, "Pociąg" es en el fondo, un thriller en una vena muy Hitcockniana, con todo y una hermosa rubia rodeada de misterio. Sin embargo, lo que los escritores realmente hace es usar esta fórmula para construir un microcosmos dentro del vagón de pasajeros, un microcosmos que abarca más allá de Jerzy y Marta e incluye las relaciones entre todos en el vagón, desde los dos sacerdotes en peregrinación, hasta el abogado y su esposa, tan deseosa de escapar de su matrimonio con quiensea que le preste atención. Aún las vidas de los empleados del tren son exploradas brevemente. Ciertamente, la búsqueda del asesino es solamente el MacGuffin para el verdadero drama, la confusión psicológica que consume a las dos melancólicas almas que comparten el mismo cuarto. Dos diferentes, pero similares seres en su camino al mar. En su camino encontrarán su destino. Esta noción de individualidad es exmplorada en la historia, pues tanto Jerzy como Marta se sienten parias en el auto, aparentemente desinteresados en pertenecer a la sociedad.
Esta sensación de alienación es perfectamente representada en el estilizado diseño visual que el director Jerzy Kawalerowicz emplea en "Pociąg", la cual involucra una atmósfera claustrofóbica bellamente capturada por la fotografía en blanco y negro de Jan Laskowski. Trabajando dentro del pequeño espacio del vagón, Kawalerowicz emplea planos cerrados para incrementar la sobrecogedora sensación de claustrofobia que tiene la historia. La fotografía en blanco y negro es usada para aumentar esto, con Laskowski empleando la luz y las sombras para dibujar el mundo en que los personajes se desenvuelven. La música de Andrzej Trzaskowski es otro elemento que aumenta la desolación en que estos personajes viven, con una tema en jazz con un poderoso sonudo melancólico. Es admirable la forma en que el director Jerzy KAwalerowicz mantiene las cosas en movimiento para evitar el tedio; desde el trabajo de cámara tan dinámico que pareciera flotar en el vagón, hasta el suave ritmo en que la trama se desenvuelve, Kawalerowicz muestra en "Pociąg" un gran entendimiento de la narrativa visual.
Como se mencionó anteriormente, no es realmente la trama sino los personajes lo que hacen a "Pociąg" un thriller de otro tipo, por lo que las actuaciones se vuelven instrumentales para el éxito del filme. Afortunadamente, el elenco es de gran calidad, y con algunas excepciones, se puede decir que están a la altura. Al frente del elenco está Leon Niemczyk como el misterioso Jerzy, quien a pesar de su deseo inicial de esta solo, gradualmente se va abriendo y muestra su verdadero rostro. Niemczyk no podría parecer inicialmente una buena opción para el papel, pero a medida que su personaje va cambiando, su interpretación mejora. Sin embargo, la verdadera maravilla es sin duda Lucyna Winnicka, quien interpreta a la igualmente secretiva Marta. En un verdaderamente complejo y ambiguo personaje, Lucyna muestra un gran rango de emociones y realiza un trabajo formidable como esta chica perdida. También tiene gran valor el excelente trabajo de Teresa Szmigielówa como la esposa del abogado, que nunca pierde una oportunidad para intentar seducir a Jerzy.
Siendo aparentemente un atípico filme de la Escuela Polaca, "Pociąg" pareciera carecer de la conciencia política tan característica del estilo del grupo; sin embargo, el hecho de que "Pociąg" funcione como un thriller Americano no significa que evita los temas que el grupo exploraba. En cierta forma, Kawalerowicz usa el tren nocturno para representar a la sociedad Polaca. Una alegoría de sus tiempos, el grupo de pasajeros no acepta ni a Marta ni a Jerzy, al punto de concluir rápidamente que Jerzy es un asesino. La individualidad de estos dos personajes, expresada en su rechazo a la sociedad, sólo los vuelve sospechosos ante la sociedad, al punto de que sus respectivos amantes desdechados, Staszek y la esposa del abogado, concluyan que entre los dos hay una relación ilícita. La ambiguedad es un elemento clave en "Pociąg", y uno que el director Kawalerowicz maneja con maestría. Ciertamente, por momentos la cinta puede volverse cansada, particularmente cuando se alenta un poco a la mitad, pero en general, "Pociąg" es un filme muy satisfactorio.
Compleja, ambigua, y bellamente realizada, "Pociąg" tal vez pueda considerarse como "demasiado Hollywood" entre las cintas Polacas de su época, sin embarho, el director Kawalerowicz explota los límites y convenciones de su género en formas muy interesantes e inteligentes. Después de sus años en la Escuela Polaca, el director Jerzy Kawalerowicz se volvería famoso gracias a su trabajo en "Matka Joanna od aniolów" (1961) y en la superproducción de "Faraon" (1966), sin embargo, sus primeros trabajos ya muestran esa gran habilidad y conocimiento del lenguaje cinematográfico que continuaría mostrando después. Como un thriller, "Pociąg" es enormemente entretenido, como alegoría política, es un logro excepcional.
8/10
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