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25 de enero de 2014

Blood: The Last Vampire (2000)

Desde los años 70s, la animación japonesa experimentó un tremendo crecimiento en popularidad gracias al éxito mundial de artistas como Osamu Tezuka, Go Nagai y Yohiyuki Tomino. Anime, la palabra japonesa para "animación", se volvió el termino por default para diferencia al estilo japonés de animación, y se hizo sinónimo de su muy particular estilo visual y temático. Los manga, es decir, los populares cómics japoneses, han sido la fuente de incontables filmes y series animadas de TV, gracias al hecho de que una adaptación de un manga popular garantiza de antemano un audiencia cautiva. Sin embargo, a finales del siglo 20, el productor Mitsuhisa Ishikawa decidió que en vez de seguir esa ruta, desarrollaría un concepto original. Para hacerlo, reclutó al famoso productor Mamoru Oshii (famoso por "Kôkaku kidôtai") para desarrollar un concepto de Kenji Kamiyama. Con el director Hiroyuki Kitakubo abordo, el proyecto se convirtió en "Blood: The Last Vampire", un cortometraje de horror con la intención de darle un nuevo giro al tema de los vampiros. Y más o menos eso fue lo que hizo.

"Blood: The Last Vampire" (conocida en español como "El Último Vampiro"), está ubicada en 1966, algunos meses después de la Guerra de Vietnam, en la base aérea norteamericana Yokota, que se creó durante la ocupación estadounidense en Japón. Una misteriosa joven, Saya (Youki Kudoh), entra a la base de Yokota fingiendo ser una alumna de preparatoria, pero en realidad ella es el arma secreta de una organización secreta denominada Red Shield. Armada con una katana, la misión de Saya es simple: destruir a monstruos vampiro llamados Quirópterans. Las habilidades de Saya como cazadora de vampiros son producto de que ella es la última de los vampiros originales, y su relación con Red Shield es más una asociación de conveniencia que un verdadera colaboración. El agente David (Joe Romersa) es el contacto de Saya con Red Shield, y el único humano que ella respeta. En la escuela, Saya descubre que dos de sus compañeros son Quirópterans, y planean tomar la base de Yokota. Naturalmente, una batalla masiva entre los monstruos y la caza vampiros comenzará, con Red Shield y la Fuerza Aérea Norteamericana en medio de todo.

Con un guión de Kenji Kamiyama y personajes diseñados por el ilustrador Katsuya Terada, "Blood: The Last Vampire" trae una nueva visión del mito del vampiro, ya que los Quirópterans son monstruos de origen desconocido capaces de transformarse en grandes bestias demoniacas con forma de murciélago. El verdadero vampiro del filme es Saya, la espadachín caza vampiros cuyo origen permanece en el misterio. De hecho, esto es realmente uno de los problemas del filme: básicamente todo esta envuelto en un misterio y realmente casi nada es explicado en los breves 48 minutos que dura la película. El concepto de Kamiyama es ciertamente interesante, dado que hay rasgos de una conspiración global detrás del hecho de que la última vampiresa del mundo es contratada (¿Ó usada?) por el gobierno para destruir Quirópterans. Desafortunadamente, eso es todo lo que se llega a saber del tema. Lo único realmente claro después de las múltiples batallas que vive, es que Saya es increíblemente buena en su trabajo. "Blood: The Last Vampire" es una cinta llena de acción, pero el misterio es tan hermético que llega a ser insatisfactorio.

Donde "Blood: The Last Vampire" realmente tiene éxito es en el estilizado diseño visual que posee. El director Hiroyuko Kitakubo crea un impactante trabajo con un look bastante atractivo. Combinando la animación tradicional con el arte digital, el arte de "Blood: The Last Vampire" es impresionante, especialmente durante las escenas de acción, en las que se muestra violencia gráfica oscura y cruda, pero que aun retiene una cierta belleza en su concepción. La composición visual y puesta en cámara de estas escenas es realmente buena, y logra crear una gran atmósfera. La música, de Yoshihiro Ike, apoya esta atmósfera brindando un tono lúgubre y sombrío, justo lo que Kitakubo le imprime a la cinta. Sin embargo, el brillante trabajo de animación y la estética visual de Kitakubo no son suficientes para compensar la falta de desarrollo que tiene la historia. Ciertamente, muchas de las mejores historias son aquellas en que las cosas se mantienen simples, pero "Blood: The Last Vampire" lleva la simpleza al extremo y resulta en una obra soberbiamente animada pero que carece de la sustancia que le hubiera dado una historia mejor construida.

El problema es que básicamente Kamiyama y Kitakubo introducen muchos conceptos que, aunque interesantes, no llegan nunca a estar bien desarrollados. Desde los misteriosos Quirópterans a los verdaderos orígenes de Saya, sin mencionar los motivos reales de Red Shield y la naturaleza de su relación con Saya, todo permanece envuelto en misterios; y aunque esto funciona bastante bien para generar intriga durante la película, la falta de una conclusión deja todo como una obra inacabada e insatisfactoria. Sin respuestas, sin soluciones, solo escenas de acción con una animación impresionante y estilizada. Aún las posibilidades por algún comentario social (dado que el filme está ubicado en la época de la ocupación de Japón por parte de E.U.) se olvida, al igual que varias tramas adicionales que meramente se sugieren en la cinta. "Blood: The Last Vampire" termina con la sensación de haber visto sólo la primera mitad de una cinta del doble de su duración, ó en el mejor de los casos, un programa piloto de una serie de T.V. (De hecho, una serie de título "Blood+" se estrenaría en el 2005, inspirada en esta película).

Es interesante que "Blood: The Last Vampire" no fue doblada al inglés como podría imaginarse, sino que realmente fue producida casi totalmente en ese idioma (dado que más de la mitad de los personajes son norteamericanos). El trabajo actoral es bastante bueno, sobresaliendo Yûki Kudô (conocida en occidente por su participación en las cintas de Jim Jarmusch "Mystery Train" y "The Limits of Control") como Saya. Kudô logra hacer un trabajo sumamente expresivo, pues aunque Saya es una mujer de pocas palabras, la voz de Yûki Kudô logra brindar más detalles sobre su personalidad que los que da el guión. Joe Romersa, famoso por su trabajo haciendo doblaje al inglés de muchas series de animación japonesa, tiene la oportunidad de crear un personaje desde cero al interpretar al agente David. El trabajo de Romersa en este sentido es eficiente y apropiado, aunque no es realmente algo que llegue a ser sorprendente. El resto del elenco lo completan actores que como Romersa han trabajado en el doblaje al inglés de otros clásicos de la animación japonesa.

Desafortunadamente "Blood: The Last Vampire" no logra a ser el clásico de animación que podría haber sido. La animación es impecable (primer cinta japonesa de animación completamente digital) y el diseño visual es enormemente atractivo e interesante. Pero al mismo tiempo, en términos de historia la película carece mucho, y es finalmente un trabajo poco satisfactorio. El hecho de que sea un cortometraje no tiene nada que ver con esto, pues realmente se podía haber condensado y desarrollado el concepto si se hubiera dejado un poco de lado la cantidad de peleas que hay a lo largo de la película. Como se mencionó anteriormente, la sensación que queda es la de haber visto un concepto incompleto. Claro, un muy original e interesante concepto, pero incompleto a final de cuentas. Ciertamente, "Blood: The Last Vampire" tiene más elementos positivos que negativos, pero es también prueba de que una animación impresionante no es lo único necesario para sostener una película animada.

7/10
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24 de enero de 2014

Bat Sin Fan Dim Ji Yan Yuk Cha Siu Bau (1993)

A principios de los años 80s, el popular actor Danny Lee (famoso por su trabajo en cintas de acción, especialmente "Dip huet seung hung" de 1989) se volvió director y productor de sus propias películas, y para finales de la década ya se había hecho de poder en la industria de Hong Kong. Esta posición le permitió explotar el boom que vivió el cine de Hong Kong en los 90s y descubrir nuevas estrellas (Stephen Chow por ejemplo) y producir una buena variedad de filmes por parte de nuevos realizadores. De entre estos, "Bat Sin Fan Dim Ji Yan Yuk Cha Siu Bau" (literalmente "La Historia No Contada" del director Herman Yau es una de sus películas de horror más populares en occidente, siendo una de las mas conocidas películas de la infame certificación CAT III (originalmente dedicada a la pornografía, pero que también cubre violentos filmes de horror y explotación) introducida por el gobierno de Hong Kong en aquellos años. Supuestamente basada en un crimen de la vida real, "La Historia No Contada" es en realidad un filme bastante fuerte que realmente hace honor a su fama como uno de los más brutales del cine de Hong Kong.

La trama de "La Historia No Contada" comienza con el espeluznante descubrimiento de una bolsa de plástico conteniendo restos humanos en una solitaria playa de Macao. Los jóvenes e inexpertos oficiales de policía asignados al caso se encuentran confundidos, sin pistas y desorientados, pues jamás se habían enfrentado a algo de esta naturaleza. Sin embargo, con el liderazgo del oficial Lee (Danny Lee), el equipo comienza a reunir pistas que apunta a Wong Chi Hang (Anthony Wong), un emigrante de origen hongkonés propietario del popular restaurante "Los Ocho Inmortales". Cuando la policía descubre que Wong acaba de comprar el local a su antiguo patrón en circunstancias sospechosas, intentan localizar al anterior propietario pero los intentos por encontrarlo son infructuosos. El descubrimiento del pasado oscuro de Wong en Hong Kong los lleva a arrestado, pero en la estación de policía, el extraño personaje continua rehusándose a admitir el crimen. El oficial Lee decide tomar medidas drásticas para forzar su confesión, pero ni siquiera el determinado detective está preparado para escuchar la historia no contada por Wong Chi Hang.

Escrita por Wing-Kin Lau y Kam-Fai Law (autor de otra famosa cinta CAT III, "Dr. Lamb"), la historia se desarrolla como una típica cinta policial, detallando el trabajo de los detectives que intentan encontrar la identidad del asesino; sin embargo, dos elementos extremadamente diferentes colocan a "La Historia No Contada" en una categoría aparte: el oscuro y espeluznantemente realista retrato del asesino psicópata, y el no menos inquietante tema de la brutalidad policíaca. La extraña adición de comedia (en la forma de un inepto equipo de jóvenes policías) irrumpe la ominosa atmósfera y su innecesaria adición más bien estorba a la película en vez de servir como relajamiento cómico de algún tipo. Sin embargo, cuando las cosas se ponen serias, "La Historia No Contada" brilla al máximo, contrastando los actos sádicos de un lunático con el igualmente sádico interrogatorio. Pareciera gratuito, como si cada uno compitiera por hacer un acto de violencia más brutal que el anterior; sin embargo, la violencia de la cinta es más inquietante que sensacionalista, y sirve el propósito de mostrar a la autoridad local como estúpida e inefectiva.

Aunque es considerada como una de las cintas asiáticas más brutales, "La Historia No Contada" no es tan gráfica en su violencia como uno podría esperar, pues el shock y el horror se originan no de lo que se muestra, sino en lo que ocurre fuera de cuadro. Los realizadores, Danny Lee y Herman Yau construyen una atmósfera inquietante, muy a tono con la turbada mente de Wong. Empleando una narrativa estilizada, los cineastas Yau y Lee orquestan con inteligencia los detalles grotescos de los crímenes en una forma forma tan fuerte y terrible que, sin importar que las cosas ocurran fuera de cámara, el horror no deja de sentirse. Hacer que la imaginación sea la que llene los huecos es un recurso que Yau y Lee usan con gran sabiduría, haciendo que la violencia retratada sea horriblemente realista a pesar de que no es estrictamente gráfica. Uno no necesita ver el corte de la navaja para sentir el dolor. El estilo sucio y crudo que Yau y Lee usan en la cinta (por razones probablemente de presupuesto) aumenta el realismo de la misma, y junto con la brillante interpretación de Wong resultan en una cinta difícil de olvidar.

Definitivamente uno de los elementos que hacen la diferencia entre "La Historia No Contada" y filmes de horror similares (asiáticos o no) es el extraordinario trabajo de Anthony Wong como el enigmático Wong Chi Hang. Amenazador y frío, aunque terroríficamente humano, Anthony Wong captura tan brillantemente los gestos y rasgos de su psicótico personaje que uno no puede evitar pensar que a quien vemos en pantalla es en verdad un demente. El fascinante retrato que hace Wong del monstruo detrás de los lentes es definitivamente el punto más alto del filme. El veterano Danny Lee, como el Oficial Lee, ofrece un balance entre la oscuridad de Wong y las tonterías del equipo de policía. Lee agrega elegancia y seguridad a su sagaz, aunque confiado personaje, contrastando con la torpeza e ingenuidad de su equipo (aunque ciertamente, ninguno de ellos es un modelo de ética policial). Los policías son interpretados por jóvenes actores cuyos trabajos van de una calidad media a realmente pobre. La excepción es Emily Kwan, quien como Bo (única mujer en el equipo), es la única genuinamente divertida en su papel cómico.

Angustiosamente inquietante, "La Historia No Contada" es realmente una cinta difícil; pero aunque terriblemente crudo, el violento y sádico retrato que hace del crimen es extrañamente fascinante en una forma que pocas cintas de horror logran hacer. Sin embargo, aunque sin duda es una de las mejores cintas asiáticas de horror de su época, no es totalmente impecable en su manufactura, y uno defecto en particular evita que la cinta sea una real obra maestra: la bizarra adición de tonterías cómicas en su trama, y con malos comediantes. En forma bastante similar a "The Last House on the Left" (1972) de Wes Craven, los policías que forman el lado cómico son tan ridículos y estúpidos que parecieran salidos de otra película. Como en el clásico filme de Craven, esta mezcla no funciona muy bien, y no se siente coherente dentro de un filme tan brutalmente violento (aunque cabe destacar que el efecto es menos ridículo que en el film de Craven). Los pobres valores de producción con los que cuenta la cinta son otro punto negativo, pero los directores sacan provecho de estas limitaciones para crear un estilo crudo muy a tono con la trama.

Por sus características, probablemente "La Histora No Contada" no sea una cinta para todo público, pues este poderoso y violento descenso a la mente de un asesino es una angustiosa experiencia. Sin embargo, es también una cinta muy satisfactoria. El inolvidable trabajo de Anthony Wong, junto con el tono oscuro y sucio, su fascinante trama y su cuidadosamente construida violencia hacen de "La Historia No Contada" el ejemplo perfecto de que las cintas de explotación no son siempre ejercicios de gratuita violencia gráfica sin sentido. Como en el clásico "Cannibal Holocaust" (1980) de Ruggero Deodato, la violencia brutal en "La Historia No Contada" es parte instrumental de la atmósfera de horror que se busca, y el resultado es realmente poderoso. Inquietante, espeluznante y terrorífica, "La Historia No Contada", ó "Bat Sin Fan Dim Ji Yan Yuk Cha Siu Bau" es un clásico del horror más extremo.

8/10
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23 de enero de 2014

Mercenarios de la Muerte (1983)

Con el estreno de "Enter the Dragon" en 1973, el mundo descubrió el gran talento del artista marcial Bruce Lee. Su trágica muerte, acaecida tan solo seis días antes del estreno de la cinta (primera de Lee para un estudio norteamericano), lo convirtió en una verdadera leyenda del cine de acción. El enorme éxito mundial de "Enter the Dragon" resultaría en una fiebre por las artes marciales que se refleja en la gran cantidad de filmes de artes marciales que se empezaron a producir no sólo en Hong Kong, sino en todo el mundo. Sin embargo, los intentos por entrar en el género resultaron extraños en muchos casos: en Inglaterra la casa Hammer produciría el híbrido de horror gótico y kung fu titulado "The Legend of the 7 Golden Vampires" (1974), mientras que en España los hermanos Calatrava mezclarían comedia en "Los Kalatrava contra el imperio del karate" (1974). En México, el luchador enmascarado Santo participaría en "La furia de los karatekas" y "El puño de la muerte" (ambas 1982), pero la más extravagante cinta mexicana de artes marciales sería estrenada al año siguiente, con el nombre "Mercenarios de la Muerte".

En "Mercenarios de la Muerte" se cuenta la historia de un grupo de monjes orientales del antiguo templo de Shiolang, que tras una gran guerra contra la secta del Dragón Negro se vieron obligados a emigrar lejos de su tierra, llevando sus reliquias y tradiciones a un pequeño pueblo en el norte de México. Los años pasan y lo monjes viven en relativa paz, volviéndose parte importante de la comunidad y estableciendo una escuela donde enseñan sus artes marciales. Sin embargo, con la llegada del siglo XX, una nueva amenaza se cierne sobre los monjes, pues el mercenario Sung Ya (Armando Silvestre), discípulo del Dragón Negro, reúne a un grupo de guerreros de distintas partes del mundo con el fin de destruir a lo monjes y saquear las reliquias de su nuevo templo en México. El venerado maestro Tata (Emilio Fernández) sabe del peligro, y pide al maestro Jin Ho (Aries Bautista) que escoja a los alumnos más avanzados para defender al templo del despiadado Sung Ya. Esta tarea recaerá en los jóvenes Mai Ko (Gregorio Casal) y Chang Piau (Jaime Moreno), quienes tendrán que enfrentarse a los mercenarios de la muerte.

Como puede apreciarse dada la trama, "Mercenarios de la Muerte" pretende hacer una mezcla entre el cine de artes marciales y el Western. Aunque suena extraña, la idea de mezclar estos géneros no es del todo desatinada, pues el moderno cine de artes marciales que surgió con Bruce Lee se nutría directamente de los arquetipos e historia clásicas del Western ("Meng long guo jiang" del mismo Lee es el ejemplo perfecto). El guión de "Mercenarios de la Muerte", escrito por Avinadain Bautista, no sólo toma elementos del Western, sino que literalmente ubica a sus monjes orientales en un pequeño pueblo del salvaje oeste. La historia tiene las pretensiones de una gran épica, con la llegada de Sung Ya obligando a los monjes a preparar la defensa del pueblo que les ha dado asilo. Sin embargo, al crear este híbrido de Western y artes marciales, Avinadain Bautista opta por explotar los viejos clichés de ambos géneros, diluyendo lo épico de la historia en largas escenas de entrenamiento, diálogos supuestamente filosóficos y pobres peleas de cantina, olvidando desarrollar el drama de sus personajes, que son más bien estereotipos andantes.

Pero aún y que el guión es de una calidad más bien regular, la cinta podría haber resultado en una interesante (aunque curiosa) cinta de artes marciales si no fuera por la desastrosa dirección por parte de Manuel Muñoz y Gregorio Casal. De entrada es claro que la cinta no tenía un gran presupuesto dado que está realizada en lo que parecen ser olvidados sets de aquellos viejos westerns de los Estudios América. Esto no sería gran problema si no fuera porque la simplona puesta en cámara que emplean los directores no hace sino hacer más notorio lo falso de la escenografía. De igual forma, la realización de las peleas (punto principal en un filme de artes marciales) es deficiente, no sólo por la mala ejecución de muchos de los peleadores (Aries Bautista es la excepción) sino por que se filma de forma en que no se puede cubrir estas deficiencias y es claro que muchas veces no hay contacto entre los actores. La fotografía, a cargo de los veteranos Fernando Colín y Ángel Bilbatua, va de regular a bastante mala, como ejemplifica la pobremente iluminada pelea final en la que difícilmente se puede distinguir lo que ocurre.

Las actuaciones son otro gran punto negativo de "Mercenarios de la Muerte". El que el legendario actor y director Emilio "el Indio" Fernández se preste para participar en un proyecto de este nivel es tal vez sintomático del estado en que la industria cinematográfica mexicana se encontraba en esa época. La actuación del Indio como el Tata (monje de Shiolang inexplicablemente vestido de vaquero) básicamente se limita a recitar sus líneas con severidad, aunque en ocasiones hay atisbos del talento y carisma del viejo cineasta. Los protagonistas, Jaime Moreno y Gregorio Casal hacen tal vez los peores trabajos de sus carreras. Moreno, quien tiene un peso mayor en la cinta, se limita a lucir bien ante la cámara e intentar moverse con la gracia de un artista marcial. El personaje de Casal es un poco más complejo, pero el actor es incapaz de establecer la profundidad de su personaje y llena su actuación de clichés. Armando Silvestre es probablemente el único actor del elenco que entendió que lo único que podía funcionar en tal debacle era exagerar el melodrama, y hace de su trabajo una medianamente aceptable imitación de Fu Manchu.

Difícilmente se puede encontrar algo que rescatar en esta extraña cinta de artes marciales en que las incongruencias y la incoherencia son constantes. Y aunque uno pudiera pensar que el bajo presupuesto y el guión mediocre son responsables del caos de la cinta, es realmente una cuestión de mala dirección la que genera la mayoría de los problemas. Por un lado, no hay una clara definición del espacio en que se desarrolla la trama, por lo que en ocasiones el templo parece estar muy cerca del pueblo y en otras no (a conveniencia de la historia). Como se menciono anteriormente, tampoco existe un cuidado en la narrativa visual de la película, como si la cámara se hubiera colocado en un lugar arbitrario sin pensar claramente en que estaba a cuadro. Finalmente, la edición sonora es otro gran descuido pues la película, al carecer de sonido directo, está doblada de la peor forma posible: sin sincronía, sin continuidad e incluso algunos actores doblan personajes que no interpretaron. Esto solo puede significar que la cinta vivió una producción muy problemática, y tal vez sea por eso que hay dos directores y dos fotógrafos en los créditos.

A pesar de ser uno de los más grandes desastres de la cinematografía mexicana, "Mercenarios de la Muerte" tiene un extraño carisma. Tal vez sea el hecho de que es inusual ver una cinta de artes marciales hecha en México, ó el ver a grandes actores de la vieja guardia (Fernández y los hermanos Víctor y Tito Junco) envueltos en un proyecto tan problemático como este. Tal vez es la gran ingenuidad con la que parece que fue realizada dado lo inverosímil que resulta en muchas ocasiones. Sea como sea, lo cierto es que involuntariamente, "Mercenarios de la Muerte" hace una gran comedia de errores bastante surreal. Dentro de los cientos de filmes de artes marciales realizados a partir del éxito de Bruce Lee (y vaya que fueron muchos), "Mercenarios de la Muerte" es sin duda uno de los más bizarros y más mal realizados de todos los tiempos.

2/10
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17 de enero de 2014

Yi dai zong shi (2013)

Ip Man (ó Yip Man), legendario maestro de Wing Chun, nació en una familia acomodada en Foshan, China en 1893. Habiendo entrenado desde que tenía 13 años, Ip Man desarrolló su técnica de Wing Chun a un gran nivel de perfección, pero aunque enseñaba su estilo a algunos amigos, no deseaba abrir una escuela de artes marciales. Esto cambió tras la Guerra Civil China, cuando por motivos políticos Ip Man tuvo que abandonar Foshan en 1949 y mudarse a Hong Kong. Viviendo en la pobreza, Ip Man abrió finalmente una escuela de Wing Chun en Hong Kong (entre sus estudiantes figuraría un joven Bruce Lee), que pronto hizo famosa su arte marcial al rededor del mundo. Este estatus como gran maestro de Wing Chun, así como la época histórica que le tocó vivir, han hecho de Ip Man casi una figura mítica (similar a Wong Fei-hung), y su vida ha servido de inspiración para numerosos filmes comenzando con "Yip Man" en el 2008. Ese mismo año, el director hongkonés Wong Kar-wai anunció su propia cinta sobre Ip Man, pero el proyecto no pudo ver la luz sino hasta el año 2013, cuando finalmente se estrenó "Yi dai zong shi", "El Gran Maestro".

La trama de "Yi dai zong shi" comienza a principios de la década de los 1930s, cuando Ip Man (Tony Leung) vive una vida tranquila en Foshan como respetado artista marcial al lado de su esposa Zhang Yongcheng (Song Hye-kyo). El gran maestro de la región norte, Gong Yutian (Wang Qingxiang), llega a Foshan anunciando su retiro y la unción de Ma San (Zhang Jin) como su heredero, así como la búsqueda de un heredero para la región sur: quien lo derrote, será su heredero. Los maestros del sur piden a Ip Man que los represente, y éste logra obtener el respeto de Gong Yutian, quien lo declara vencedor. La hija de Gong Yutian, Gong Er (Zhang Ziyi) decide retar a Ip Man pues no lo considera digno. Tras su duelo comenzará una profunda amistad entre ambos, que se verá interrumpida por el comienzo de la Segunda guerra sino-japonesa. Durante la guerra, Ip Man enfrenta la pobreza en Foshan, mientras que en la región norte, un vengativo Ma San asesina al maestro Gong Yutian. A medida que los tiempos cambian en China, toda una generación de maestros de las artes marciales intentará sobrevivir.

A pesar de que "Yi dai zong shi" comienza como una aparente biografía del maestro Ip Man, la traducción literal de su título, "La generación del maestro", es tal vez la mejor descripción de lo que realmente es: una meditación sobre toda una época en la historia de las artes marciales. Así, tomando como base a Ip Man, el guión de "Yi dai zong shi" (escrito por Zou Jingzhi, Xu Haofeng y el mismo Wong Kar-wai) se adentra en reflexiones más bien filosóficas sobre la Guerra Civil China, haciendo un paralelo con la expansión de la enseñanza de las artes marciales. El sueño del maestro Gong Yutian sobre una unificación entre el kung fu del norte y el del sur termina cuando las fuerzas políticas dividen al país en medio de guerras, eventos que forzarán a los personajes a tomar decisiones que luego lamentarán. Y este melancólico lamento de arrepentimiento, tema familiar en el cine de Wong, resuena a lo largo de una historia en la que el conocimiento es una herencia preciada, y la perpetuidad de dicho conocimiento en la memoria, una cuestión de vida o muerte.

Estilísticamente, la cinta es también un recorrido por los terrenos familiares de Wong: poética en los diálogos, una bellísima y cuidada fotografía (cortesía de Philippe Le Sourd) y una narrativa inconexa. Lamentablemente, este último aspecto se vuelve problemático pues en el intento de capturar el espíritu de toda una generación, Wong pareciera perder el hilo y deja huecos inexplicables y tramas sin desarrollar (el personaje de "Navaja" Yixiantian bien podría ser removido y no habría problema). Al carecer de estructura sólida, la cinta se siente incompleta. Pero "Yi dai zong shi" no es solamente una recolección de las obsesiones temáticas de Wong, es también una cinta de artes marciales, y en este aspecto brillan las excelentes coreografías de peleas creadas por el legendario Yuen Woo-ping. Estudiando realmente el origen de las artes marciales, Yuen logra representar con relativa fidelidad los diversos estilos empleados por los maestros, enfocándose no en una exageración fantástica, sino en la belleza inherente en la correcta ejecución de la técnica. Es sin duda uno de los mejores trabajos de Yuen Woo-ping.

Tony Leung, rostro familiar en el cine de Wong Kar-wai, logra realmente adentrarse en el papel de Ip Man, haciéndolo un hombre arrogante pero disciplinado. El Ip Man que Leung crea es un esteta de las artes marciales que se sabe afortunado, pero no por eso abusa de su posición. El trabajo de Leung crece a medida que su personaje envejece, y la arrogancia de la juventud da paso a la serenidad tras una vida de penurias. Sin embargo, aunque Leung hace una actuación efectiva, es Zhang Ziyi como Gong Er quien roba cámara en "Yi dai zong shi". Como una mujer obsesionada con la venganza, Zhang Ziyi brinda una de las mejores actuaciones de su carrera, creando un personaje de gran complejidad y belleza. Con gran elegancia y fuerte presencia escénica, Zhang Ziyi logra expresar más con una mirada que con el poético diálogo de la cinta. Finalmente, Chang Chen aparece como "Navaja" Yixiantian, personaje cuya trama es tristemente olvidada en la cinta. Lo interesante es que a pesar de aparecer poco, Chang Chen logra crear un personaje con mayor impacto que el Ip Man de Tony Leung.

Quizás el aspecto más sobresaliente de la cinta de Wong Kar-wai es la belleza del trabajo del fotógrafo francés Philippe Le Sourd, quien logra retratar la melancolía de la visión romántica de Wong Kar-wai respecto a la época en que se ubica la cinta, así como la belleza de las artes marciales retratadas. Complemento perfecto del coreógrafo Yuen Woo-ping, la fotografía de Le Sourd realza el estilo y la técnica con gran belleza estética. Muy apropiado para una historia con personajes que valoran la perfección técnica sobre todas las cosas. Sin embargo, es desafortunado que la belleza de la fotografía y la excelencia de las actuaciones se pierdan en una narrativa que por momentos pareciera perder la dirección hacia la que va. Las historias de Ip Man, Gong Er y "Navaja" Yixiantian son en extremo interesantes, pero la película pareciera enfocarse en Gong Er y olvidar por completo a las otras dos, que terminan apresuradamente. La sensación final es que por alguna razón, "Yi dai zong shi" no es un filme completo, a pesar de que hay tres cortes diferentes de la cinta.

A pesar de este gran problema en su narrativa, "Yi dai zong shi" es una cinta de gran belleza visual, e impecable técnica cinematográfica. Wong Kar-wai logra crear una cinta de artes marciales reflexiva y filosófica sin perder el espectáculo de la acción inherente al género. Sería injusto esperar una biografía de Ip Man cuando lo que pretende Wong Kar-wai es adentrarnos en la memoria de una época perdida: el final de la Guerra Civil China. Como bien estableció el maestro John Ford: "When the legend becomes fact, print the legend". Wong Kar-wai se adentra en los mitos modernos en que se han convertido los viejos maestros de las artes marciales, y encuentra un grupo de personajes fascinantes que luchan por seguir adelante en un mundo que los ha dejado atrás. Lamentablemente, "Yi dai zong shi" no logra convertirse en la gran obra que pudo haber sido.

7/10
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16 de enero de 2014

Tang Shan Da Xiong (1971)


Sin duda uno de lo más influyentes (ó mejor dicho, El más influyente) actor y director de filmes de acción fue el artista marcial norteamericano de origen chino Bruce Lee. Nativo de la ciudad de San Francisco, el joven Lee comenzó a entrenar artes marciales cuando su familia regresó a Hong Kong. En esa ciudad, Lee apareció en varios filmes como niño actor (dada la fama de su padre en la ópera Cantonesa), pero abandono su carrera actoral en favor de su entrenamiento en Wing Chun bajo la tutela del legendario Ip Man. Sin embargo, cuando Lee regresó a los Estados Unidos, el cine tocó nuevamente su puerta cuando se le invitó a participar en la serie de TV "El Avispón Verde". Como el mayordomo Kato, Lee comenzó su carrera en América como actor de soporte y coreógrafo de peleas; sin embargo, Lee no estaba satisfecho con la falta de papeles protagónicos, por lo que nuevamente volvió a Hong Kong. Para su sorpresa, descubrió que en Asia su papel como Kato era muy popular, y el productor Raymond Chow le ofreció la oportunidad de protagonizar una película: "Tang Shan Da Xiong".

En sentido literal, "Tang Shan Da Xiong" significa "El Gran Hermano de la Montaña Tang", pero en español es mejor conocida como "El Gran Jefe" (y "Fists of Fury" en los Estados Unidos). La película cuenta la historia de un joven chino de nombre Cheng Chao-an (Bruce Lee) que viaja a Tailandia a conocer a sus primos lejanos, y a encontrar un trabajo. Tras una vida de constantes peleas callejeras, Cheng prometió a su madre no volver a involucrarse en pleitos de nuevo, por lo que desea iniciar una nueva vida en Tailandia. Cheng toma un trabajo en la fábrica de hielo donde sus primos laboran, y pronto encuentra en ellos una nueva familia, desarrollando una cercana amistad con Hsiu Chien (James Tien) y un gran cariño por la bella Chow Mei (Maria Yi). Sin embargo, las cosas se complican cuando un día, dos de los primos de Cheng descubren que la fábrica es sólo la pantalla para negocios de narcotráfico. Tras rehusarse a cooperar en el negocio, los jóvenes son asesinados. Cuando el primo Hsiu Chien desaparece al tratar de descubrir el paradero de sus hermanos, Cheng tendrá que romper su juramento para resolver el misterio.

Escrita y dirigida por Wei Lo (quien también descubriría a Jackie Chan), "El Gran Jefe" fue un respiro de aire fresco para los filmes de artes marciales, pues se alejó de los temas históricos y míticos para mostrar a un héroe joven en un ambiente moderno y urbano. La historia tiene una premisa muy interesante, y Wei Lo muestra un interés particular en el suspenso, pues la cuestión del juramento de Cheng es un elemento de gran importancia en la trama que genera una gran expectativa pues, en una arriesgada aunque afortunada decisión, el protagonista no participa en ninguna pelea durante la primera mitad de la cinta. A diferencia de la mayoría de las películas de artes marciales, hay relativamente pocas escenas de acción en "Tang Shan Da Xiong", pues el guión se enfoca más en intentar desarrollar su historia (a pesar de su simplicidad) y explorar el compromiso de Cheng con su familia. Esto último es tal vez lo más interesante, pues Cheng es un personaje que rompió la tradición del héroe clásico de las cintas de artes marciales al presentar un personaje con defectos, es decir, más humano.

En cierta forma, "Tang Shan Da Xiong" puede ser visto como un filme de transición, pues no sólo significó la introducción de Bruce Lee como estrella de las artes marciales, sino que realmente marcó el paso hacia una nueva manera de hacer filmes de acción en Hong Kong, siendo además una de las primeras películas de la compara de Raymond Chow, la Golden Harvest. Aún cuando el director Wei Lo ya era un cineasta veterano, "Tang Shan Da Xiong" muestra el cambio a una realización menos contenida, es decir, con mayor dinamismo en su estilo visual. La acción ya no se limitaría por el encuadre de la cámara, sino al contrario (sin duda esta fue una influencia de su energética estrella). Como se mencionó anteriormente, las escenas de acción son relativamente escasa, pero cuando ocurren el estilo es explosivo, rápido, y con una gran atención a los detalles de la pelea. "El Gran Jefe" tiene un estilo muy crudo, que aunque probablemente es resultado del bajo presupuesto con que el filme fue realizado, le agrega una cierta dosis de realismo a las imágenes capturadas por el fotógrafo Ching-Chu Chen.

Las actuaciones en la cinta son de una calidad regular, con algunas actuaciones muy efectivas pero otras que no son nada buenas. Sin embargo, una cosa es cierta: la persona de Bruce Lee exuda en pantalla un carisma natural y una vibrante energía que realmente llena pantalla con su presencia. Aunque esto es algo que ya se había notado en su trabajo en América (su Kato normalmente opaca al Avispón Verde), es en "El Gran Jefe" donde su magnética personalidad puede verse al máximo en un rol protagónico. En "Tang Shan Da Xiong", Lee se muestra bastante natural en su inicialmente pasivo personaje, que es solamente un muchacho común que solamente desea vivir pacíficamente. Este talento natural se muestra en muchas escenas donde Cheng disfruta la vida con su nueva familia a medida que lucha contra sus propios vicios. El resto del elenco es más regular, siendo James Tien uno de los mejores intérpretes como el primo mayor de Cheng, Hsiu. Tien era ya un veterano del cine oriental, y da a su papel una dignidad que contrasta muy bien con la energía rebelde el personaje de Lee.

Dentro de la desafortunadamente breve filmografía de Bruce Lee, "Tang Shan Da Xiong" ó "El Gran Jefe" tiende a ser considerada como la más pobre de todas, y no sin razón. Ciertamente, carece de la rápida acción de filmes posteriores, y su ritmo es más bien lento dada la forma en que la trama está construida. Como se mencionó anteriormente, es también una de las primeras cintas de Golden Harvest, por lo que el bajo presupuesto es notorio. Las actuaciones, salo Lee y Tien, no son muy buenas, y finalmente, la extraña inclusión de efectos cómicos ridículos por parte del director Wei Lo se sienten muy fuera de lugar en lo que para fines prácticos es un filme de acción bastante crudo y violento (es tal vez el más violento de la carrera de Lee). Sin embargo, "Tang Shan Da Xiong" (en España conocida como "Karate a Muerte en Bangkok"), debe ser apreciada como el primero de los revolucionarios filmes que Lee realizaría en su carrera. Su hechura es sin duda pobre, pero es la semilla del estilo de películas de acción que Bruce Lee (y posteriormente Golden Harvest) iría perfeccionado.

Para terminar, "Tang Shan Da Xiong" ó "El Gran Jefe" ó "Karate a Muerte en Bangkok"), es un emocionante filme por derecho propio, lleno de suspenso y acción a la par que muestra el primer vistazo del gran talento de Bruce Lee como estrella de cine. El director Wei Lo muestra una gran visión al construir al personaje de Cheng como un mito moderno. La tensión generada por su incapacidad de actuar y la posterior rabia desatada cuando el juramento se rompe (y la explosiva lucha que viene después) son grandes aciertos que hacen de esta cinta una joya. Junto con "Jing Wu Men" ("Puños de Furia" ó "Contacto en China"), segunda cinta de Lee con Glden Harvest, es un filme básico para entender el desarrollo de los filmes de artes marciales de los 70s. Tal vez no sea un clásico como filmes posteriores, pero "Tang Shan Da Xiong" era sólo el principio para el legendario Bruce Lee.

7/10
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13 de enero de 2014

Peeping Tom (1960)

Sin lugar a dudas, el año de 1960 fue uno de numerosos e importantes cambios en la historia del cine mundial, particularmente en el género del horror, pues al ir cambiando los tiempos se fue abandonando la censura latente en muchos países (en los Estados Unidos, por ejemplo, se abandonó el infame Código Hays), y nuevos temas e ideas comenzaron a ser explorados. Uno de estos fue la introducción de connotaciones sexuales más explícitas a lo que ahora es llamado "horror psicológico" con películas como la británica "Horrors of the Black Museum" de 1959 y por supuesto, "Psycho", obra maestra de Alfred Hitchcock estrenada en 1960, filmes que dieron un rostro terriblemente humano a la maldad. Otra de aquellas importantes películas que ayudaron a cambiar el género en los años 60s provino también del Reino Unido: "Peeping Tom". Dirigida por Michael Powell, "Peeping Tom" es un mórbido cuento de horror y suspenso con el tema del voyeurismo que se adentra en los terrenos del horror psicológico y, cómo "Psycho" (estrenada sólo tres meses después que "Peeping Tom"), eleva el género al nivel de obra de arte.

"Peeping Tom" (literalmente "El mirón", aunque conocida en español como "El fotógrafo del crimen") es la historia de Mark Lewis (Karlheinz Böhm), un joven asistente de cámara en un estudio de cine Británico que aspira a convertirse en cineasta. Un hombre tímido y solitario, Lewis no es muy sociable, y prefiere pasar su tiempo detrás de su cámara, trabajando como fotógrafo de imágenes pornográficas de mujeres. Sin embargo, este joven tiene además una vida secreta, ya que él es en realidad un asesino serial que filma y asesina jóvenes mujeres y a quien la policía lleva buscando varias semanas. Las cosas se complican cuando conoce a Helen Stephens (Anna Massey), una joven que llega a vivir con su madre (Maxine Audley) en el piso de abajo de su departamento, en un cuarto que le rentan a Mark. Pronto, su amistad comienza a significar mucho para Mark, en el sentido de que le ofrece un entendimiento honesto que él jamás había experimentado antes. Sin embargo, la sombra de los traumas y obsesiones de Mark está siempre presente, y tendrá que enfrentar sus demonios.

Escrito por el otrora criptógrafo militar Leo Marks (aunque Powell también tuvo mano en el guión), "Peeping Tom" es un profundo e inquietante viaje a los lados más oscuros de la mente pues está totalmente enfocada en su personaje principal, Mark. A diferencia de "Psycho" (película que usualmente se compara con "Peeping Tom"), el asesino serial no es visto desde la perspectiva de quienes le rodean, sino que la historia se vive totalmente desde su propia perspectiva, descubriendo al ser humano detrás de la personalidad psicópata así como las terribles razones que dieron origen a una mente tan perturbada. En cierta forma, la trama de "Peeping Tom" es una profunda humanización del personaje de asesino serial, adentrándose al terrible miedo que Mark tiene de sí mismo, dado que la cinta se centra en su intento por dejar sus atroces actividades y tener una vida normal. Sin embargo, la película evita decididamente cualquier intento de glorificar ó justificar al asesino serial (como luego lo harían filmes posteriores), pues aunque víctima, Mark no deja de ser un monstruo.

Empleando una impactante y bella fotografía en color (por el veterano cinematógrafo checo Otto Heller) y un notable uso de la cámara subjetiva, el director Michael Powell concibe "Peeping Tom" como una bizarra oda al voyeur que todos llevamos dentro y al extraño placer que da el observar a otros (en forma más cercana a "Rear Window" que a "Psycho"). No es gratuito que el personaje central sea un cineasta, pues Powell une el concepto de filmar a una persona con el de asesinarla, de una manera que ve a la cámara como una entidad agresiva y casi físicamente violenta que invade y roba la esencia vital de la persona filmada. La cámara de Heller se vuelve entonces los ojos de Mark y se adentra a su perturbada mente para dibujar sus crímenes a todo color. Sin embargo, no es sólo el inteligente (y atrevido) uso de la cámara lo único que brilla en "Peeping Tom", sino también el creativo empleo del suspenso en la construcción de las escenas. Esto juega un rol de gran importancia en la creación de la atmósfera de tensión que pernea toda la cinta, tensión que semeja la que vive la mente de Mark a cada paso.

Y esto nos lleva al elenco, que bajo la dirección de Michael Powell realiza en general un trabajo excelente. El actor alemán Karlheinz Böhm (famoso por su trabajo en la trilogía de "Sissi") es realmente la estrella de la cinta, pues su interpretación como Mark es tan fascinante como espeluznante. Haciendo real y creíble su complejo personaje, Böhm logra transmitir a la perfección cuan inseguro y vulnerable es realmente Mark en su interior, sin dejar de lado la rabia y violencia que explotan en su interior. Se puede decir que Karlheinz Böhm logra en "Peeping Tom" uno de los mejores trabajos de actuación en una película de horror. Como la joven Helen, Anna Massey es sencillamente maravillosa, logrando retratar con habilidad la ingenuidad del personaje, así como esa inocencia que termina por dejar una huella profunda en la psique de Mark. Como su madre, Maxine Audley hace un trabajo efectivo, e incluso tiene varias escenas donde logra brillar y mostrar su talento, pero finalmente la película pertenece totalmente a Böhm y a Massey, pues es su relación la que se vuelve el foco central de la historia.

"Peeping Tom" no es una cinta de horror muy típica, pues aunque terriblemente oscura y agresiva, es también inquietantemente humana. Definitivamente esta compleja historia no era tal vez lo que el público esperaba de Michael Powell, quien junto a Emeric Pressburger (The Archers) había realizado varias de las cintas más queridas del cine británico durante los años 40s y 50s. Lo escabroso del tema que manejaba en "Peeping Tom" probó ser demasiado para una audiencia aún no acostumbrada a ver una cinta tan controversial, por lo que la película fue un fracaso comercial que incluso fue prohibida en varios países (el daño a la carrera de Powell sería bastante fuerte). Sin embargo, a pesar de que la crítica de su tiempo no fue muy favorable, "Peeping Tom" es una más de las obras maestras del cineasta Michael Powell, y una de las cintas de horror más influyentes de la historia. Adentrándose a la mente de su perturbado protagonista empleando un recurso que filmes como "Halloween" (1978) y "Maniac" (1980) llevarían aún más lejos, no es descabellado el considerar a "Peeping Tom" como la primera película de horror de la era moderna.

Una cinta sin duda adelantada a su época, "Peeping Tom" es una de las películas más interesantes (e inquietantes) que tocan el tema del asesino serial. Las comparaciones con "Psycho" (que a diferencia de la cinta de Powell, fue un éxito de taquilla) son justas, pero esta cinta es un tipo diferente de criatura, pues es una exploración más dura y profunda del mismo tema, con menos psicología y mucho más corazón. Es probable que esta misma humanidad con la que "Peeping Tom" trata a su perturbado monstruo es lo que la hace tan terriblemente inquietante, pues no deja de recordarnos que el salvaje asesino serial es también un dañado ser humano. Todo un clásico del género que debería ser mejor conocido como la obra maestra que realmente es.

9/10
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11 de enero de 2014

Black Narcissus (1947)

Durante los años 40s y 50s, los directores Michael Powell y Emeric Pressburger realizaron una serie de películas en el Reino Unido bajo el nombre de su compañía productora, The Archers. Trabajando en equipo, Powell y Pressburger desarrollaron un inusual método de trabajo en el que ambos compartían los créditos de guionista, productor y director, obteniendo una libertad total en cuanto al estilo y la temática de las películas que realizaban. Comenzando en 1942 con "One of Our Aircraft is Missing", Powell y Pressburger establecieron un estilo único que se iría puliendo con cada cinta que realizaran. Para 1946, The Archers estrenaban su clásico filme de fantasía romántica "A Matter of Life and Death" y se embarcaban en un nuevo proyecto de corte bastante distinto: un drama psicológico basado en una novela de 1939, "Black Narcissus", escrita por la británica Rumer Godden. La historia, ubicada en un aislado valle en los Himalayas, sería el marco ideal para mostrar la maestría del cinematógrafo Jack Cardiff al emplear Technicolor. Sin embargo, "Black Narcissus" es mucho más que una bella fotografía.

Como se mencionó anteriormente, la historia de "Black Narcissus" ("Narciso Negro") se ubica en una remota región de los Himalayas, el palacio de Mopu (cerca de Darjeeling), lugar al que viajan un pequeño grupo de cinco monjas Anglicanas que han sido enviadas con la misión de establecer un convento que funcione como escuela y hospital para los habitantes del lugar. La hermana Clodagh (Deborah Kerr), una joven monja irlandesa de fuerte carácter, ha sido enviada como superiora de la misión, que incluye a la hermana Philippa (Flora Robson) como agricultora, la amable hermana Honey (Jenny Laird) como maestra, la hermana Briony (Judith Furse) como enfermera, y a la hermana Ruth (Kathleen Byron), quien se encuentra enferma. Al llegar al convento conocen al Sr. Dean (David Farrar), un británico asentado en la región que se vuelve su contacto con el gobierno local. El gobernador (Esmond Knight), ve con buenos ojos la apertura del convento, pero pronto las tensiones dentro del convento comienzan a surgir, tensiones que la joven hermana Clodagh tal vez no esté lista para enfrentar.

El guión, escrito por supuesto por Powell y Pressburger, es un verdadero estudio psicológico sobre sus personajes que, viviendo en aislamiento y frente a una cultura tan diametralmente opuesta, se vuelven presa de miedos y ansiedades que pensaban haber dejado atrás cuando entraron al convento. La hermana Clodagh, determinada a que la misión tenga éxito, se encuentra en el medio de todo, tratando de sortear con gallardía las diversas crisis por las que pasa el convento así como su propia crisis de fe, tentada por los coqueteos del Sr. Dean. La hermana Clodagh es un personaje sumamente complejo y brillantemente desarrollado, con una sensualidad tempestuosa que intenta contener con el armazón de su disciplina. Lo interesante es que este armazón no es una moral hipócrita, sino el deseo de triunfo de una mujer que ya no desea ser derrotada. Y aunque la hermana Clodagh podría considerarse como la protagonista de "Black Narcissus", los demás personajes no son solo un mero soporte, sino que realmente experimentan sus propias crisis de fe a lo largo de la historia.

La dirección de Powell y Pressburger es simplemente impecable, con una soberbia puesta en cámara que incrementa la tensión vivida en el seno del convento en el Himalaya. A pesar de que "Black Narcissus" fue filmada principalmente en sets, hay una sensación de majestuosidad en cuanto al choque cultural que viven las serias monjas Anglicanas frente a la cultura de la India. Sin duda este es un tema que no podía pasar desapercibido por The Archers (especialmente cuando la independencia de la India se encontraba a solo meses), y en "Black Narcissus" la imagen mostrada es la de una cultura exótica que maravilla en gran medida, pero no puede ser entendida ó domada por la sobria civilización británica. Algo notable en la cinta de Powell y Pressburger es el sutil erotismo que se maneja a lo largo de la cinta, pues aunque la sensualidad latente es uno de los temas más importantes en la película, ésta permanece siempre contenida, creciendo poco a poco a medida que lo salvaje del ambiente comienza a adentrarse en las vidas de las hermanas, y sólo explotando en el poderoso clímax del filme.

En una película como "Black Narcissus", basada totalmente en las relaciones entre los personajes, el éxito depende en gran medida de la calidad de las actuaciones del elenco, y afortunadamente, éste es uno de los aspectos más notables del filme. Al frente del reparto se encuentra Deborah Kerr en el papel de la hermana Clodagh, haciendo uno de los mejores trabajos en su carrera. Como se mencionó anteriormente, la hermana Clodagh es un complejo personaje que encierra no sólo una sensualidad reprimida, sino también un terrible miedo al fracaso y una fuerte determinación. Frente a un papel tan lleno de facetas como este, Kerr hace un trabajo sólido e inolvidable. Kathleen Byron, quien como la hermana Ruth toma un rol de contraparte de Clodagh, hace la mejor actuación en la cinta como una perturbada monja con serios conflictos emocionales. Es un personaje que fácilmente podría haber terminado como una caricatura, pero Byron logra darle una gran profundidad con una interpretación contenida y espeluznante. El duelo actoral entre Kerr y Byron es uno de los elementos que hacen de "Black Narcissus" una verdadera joya.

El resto del elenco mantiene en general el mismo nivel, sobresaliendo David Farrar como el carismático Sr. Dean y Flora Robson como la amable hermana Philippa. En la cinta aparecen también el actor indio Sabu y una joven Jean Simmons en una trama secundaria que funciona más por el ingenio del guión que por sus actuaciones, que son tal vez las peores en la cinta. Sin embargo, estos problemas no demeritan en absoluto la calidad de "Black Narcissus", cinta que pareciera adelantarse a su época no sólo en cuanto a temática sino al espectacular trabajo de fotografía en Technicolor hecho por Jack Cardiff, que realmente hacen que la cinta luzca como ninguna otra película de la década (exceptuando por supuesto, "The Red Shoes", también de Cardiff con The Archers). Lo brillante del Technicolor en "Black Narcissus" no radica solamente en lo bien que lucen los colores que Jack Cardiff imprime en la película, sino en el uso expresivo que Powell y Pressburger dan a éstos. El color se vuelve no sólo un efecto, sino una herramienta narrativa al contrastar a las monjas de blanco con el gran colorido del paisaje del Himalaya.

El director Michael Powell dijo en una ocasión que consideraba a "Black Narcissus" como su film más erótico y posiblemente haya estado en lo cierto. En el microcosmos que representa el convento en "Black Narcissus", lo que no se dice es más importante que lo expresado, y esto es algo que Powell y Pressburger entendieron muy bien, haciendo de la sutileza la pieza clave del filme. La maestría con la que la emplean en su narrativa es testamento del gran talento de estos directores que sin duda merecen su lugar dentro de la historia del cine británico. Filme de gran belleza estética y tremenda energía, "Black Narcissus" es una cinta donde todos los elementos del arte cinematográfico se conjugan para hacer una obra maestra. Normalmente se acusa al melodrama de ser un género populista y poco artístico, Powell y Pressburger en "Black Narcissus" demuestran que puede ser arte.

10/10
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7 de enero de 2014

Y el 2013 se va...

El año 2013 llega a su fin, y nuevamente hacemos un pequeño recuento de lo visto en el año. Cómo siempre, a México no llegan a los cines todas las películas que se estrenan en el año, por lo que usualmente lo que se puede ver en las salas son filmes del año anterior. De cualquier forma, ese año pude ver al menos dos verdaderas joyas del cine: "Wadjda" ("La bicicleta verde") de Haifaa Al-Mansour y el documental "The Act of Killing" ("El acto de matar"), de Joshua Oppenheimer, Christine Cynn y un grupo anónimo. Ambas cintas estrenadas originalmente en el 2012, llegaron a las pantallas mexicanas a través de festivales y muestras. El resto de las películas que pude ver incluyen una fascinante obra de Audiard, el final de la trilogía Cornetto de Edgar Wright, y el retorno de István Szabó. Así, un pequeño listado con lo poco que vi en cines durante el 2013 quedaría:


1) Wadjda (2012, Haifaa Al-Mansour)
2) The Act of Killing (2012, Joshua Oppenheimer, Christine Cynn et al)
3) 5 Broken Cameras (2011, Emad Burnat, Guy Davidi)
4) De rouille et d'os (2012, Jacques Audiard) 
5) Amour (2012, Michael Haneke)
6) About Time (2013, Richard Curtis)
7) The World's End (2013, Edgar Wright) 
8) Frozen (2013, Chris Buck, Jennifer Lee)
9) Side Effects (2013, Steven Soderbergh) 
10) The Door (2012, István Szabó)

Así las cosas, no es raro entonces que de los filmes vistos en el 2013 (ya incluyendo medios como dvd ó streaming) sean menos aún, por lo que una lista de los mejores filmes del 2013 no presentaría grandes sorpresas. De esta lista, sólo las primeras cuatro son realmente grandes:


1) Blue Jasmine (2013, Woody Allen)
2) About Time (2013, Richard Curtis)
3) The World's End (2013, Edgar Wright) 
4) Frozen (2013, Chris Buck, Jennifer Lee)
5) Side Effects (2013, Steven Soderbergh) 
6) The Hobbit: The Desolation of Smaug (2013, Peter Jackson) 
7) The Hunger Games: Catching Fire (2013, Francis Lawrence) 
8) Gravity (2013, Alfonso Cuaron) 
9) The Conjuring (2013, James Wan) 
10) The Heat (2013, Paul Feig) 

Lo que no termina es la búsqueda y descubrimiento de obras maestras, que durante el año 2013 fue muy fructífera. No tenía un conocimiento tan grande de la obra de The Archers (Michael Powell y Emeric Pressburger), pero tras presenciar "Black Narcissus" ("Narciso Negro"), queda claro que son cineastas fundamentales en la historia del cine británico. Otro descubrimiento importante fue la trilogía de la fe, del sueco Ingmar Bergman. Aunque el mismo Bergman daba poca importancia a considerarlos como una trilogía, hay una clara línea entre las tres que no se puede negar. De las tres, es la segunda, "Nattvardsgästerna" ("Los comulgantes" ó "Luz de Invierno") la que resultó más fascinante en su exploración de la fe. La lista de los mejores filmes que descubrí en el 2013 quedaría;


1) La passion de Jeanne d'Arc (1928, Carl Theodor Dreyer)
2) Black Narcissus (1947, Michael Powell & Emeric Pressburger)
3) Nattvardsgästerna (1963, Ingmar Bergman)
4) The Devils (1971, Ken Russell)
5) Sciuscià (Ragazzi) (1946, Vittorio De Sica)
6) Såsom i en spegel (1961, Ingmar Bergman)
7) Ordet (1955, Carl Theodor Dreyer)
8) Nanook of the North (1922, Robert J. Flaherty)
9) Ivan Groznyy: Skaz vtoroy - Boyarskiy zagovor (1958, Sergei M. Eisenstein)
10) Metropolis (1927, Fritz Lang)

Finalmente, también hay siempre una búsqueda por encontrar lo peor del cine mundial, y este año la búsqueda llegó a límites insospechados. Podría decir que en este 2013 vi las 5 peores películas que he visto en la vida, y éstas encabezan la lista de lo peor del cine que pude ver en este año que termina. Es muy fácil decir que cualquier película que no nos gusta es "la peor película", pero estas 5 superan todo. Puedo decir que para mi gusto, "Frozen Flesh" es la peor película jamás hecha. Además, la lista incluye la peor película que el maestro Jean Rollin filmara en su carrera, una de las peores de Juan Orol (que ya es decir algo), el momento más triste de la carrera de Bela Lugosi ("Old Mother Riley Meets the Vampire") y la decadencia de Gilberto Martínez Solares:


1) Frozen Flesh (2008, Justin French)
2) The Weekend It Lives (1992, Michael Mfume)
3) Feeding Billy (1997, Dwen Doggett)
4) Kracker Jack'd (2003, Chad Hendricks)
5) Ankle Biters (2002, Adam Minarovich)
6) Le lac des morts vivants (1981, Jean Rollin)
7) The Crow: Wicked Pryer (2005, Lance Mungia)
8) El tren de la muerte (1979, Juan Orol)
9) Old Mother Riley Meets the Vampire (1952, John Gilling)
10) Tres Mexicanos ardientes (1986, Gilberto Martinez Solares)

En este año que empieza, espero que pueda continuar escribiendo en este blog (y en W-Cinema), a pesar de que la escuela lo dificulte.