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7 de noviembre de 2012

Macario (1960)

Quizás una de las figuras más sorprendentes de la literatura moderna es la del enigmático autor B. Traven, quien a pesar de haber sido un exitoso escritor durante su vida, a la fecha los detalles de su vida permanecen en el misterio. Mejor conocido por haver escrito la novela ("Der Schatz der Sierra Madre" ("El Tesoro de la Sierra Madre", base de la clásica cinta de John Huston del mismo nombre), muy poco es lo que se sabe a ciencia cierta de Traven, incluso su nacionalidad es motivo de debate (con pistas apuntanto tanto a Alemania como a Estados Unidos). Lo que sí se sabe con seguridad es que en algún un momento de su vida, Traven viajó a México y quedó fascinado por la rica cultura de ese país, así como por su belleza natural y sus complicados problemas sociales. La novela "Macario" (publicada en alemán como "Der Dritte Gast", literalmente, "El Tercer Huésped", y en inglés como "The Healer" ó "El curandero") es otro de sus trabajos más conocidos, y es además la base para una de las películas mexicanas más fascinantes y bellas: "Macario" de Roberto Gavaldón.

Ubicada en México durante el periodo colonial, "Macario" es la historia de un humilde leñador de origen indígena del mismo nombre (Ignacio López Tarso), cuyo único sueño en la vida es el comer un pavo él solo. Esto es pues siempre ha tenido que sacrificar su comida para que su gran familia pueda tener que comer. En la víspera de la celebración del "Día de Muertos", su esposa (Pina Pellicer) se roba un pavo y lo esconde de sus hijos, pues está decidida a hacer realidad el sueño de su esposo. A la mañana siguiente, ella da a Macario el pavo para que lo pueda comer a solas. En lo profundo del bosque, Macario está a punto de disfrutar su deseado alimento cuando se le van apareciendo tres extraños sujetos, quienes le piden comparta su pavo. Macario rechaza las solicitudes de los primeros dos, pero acepta al tercero (Enrique Lucero), quien se revela como la Muerte en persona. A cambio de la comida, la Muerte le da a Macario un agua con el poder de curarlo todo. Con el regalo de la Muerte, Macario se convierte en un curandero famoso en la región, pero su fama llega a oídos de la Inquisición.

Adaptada por el escritor Emilio Carballido y el mismo director Roberto Gavaldón, la película permanece relativamente fiel a la historia de Traven (que era una adaptación del cuento de hadas alemán "Der Gevatter Tod" o "El Padrino Muerte") y mantiene la mezcla de realismo y fantasía oscura que está en el centro de la novela. Como la fábula de Traven, el guion de "Macario" está lleno de simbolismo, enriquecido por los detalles sobre la cultura mexicana y su tradicional celebración del Día de Muertos. No sólo el filme comienza precisamente en las fiestas del Día de Muertos, sino que se establecen ciertos paralelos entre la tradición Mexicana y la trama del filme, particularmente la personificación de la Muerte no como enemigo, sino como compañero, como un amigo con quien compartir la comida. El anti-capitalismo usual de Traven permanece intacto en el guion de Carballido y Gavaldón, el cual juega con la diferencia de clases entre la pobre familia de Macario y la rica casa de Don Ramiro, el rico hacendado interpretado por Mario Alberto Rodríguez.

Como es usual en los filmes de Roberto Gavaldón, la hechura de "Macario" es técnicamente impecable, aunque este filme en particular prueba que Gavaldón no era solo un eficiente artesano, sino un realmente interesante y consagrado artista, digno de ser considerado entre los mas grandes directores de cine mexicano. Como en la novela, "Macario" es fuertemente simbólico, con la imaginería mexicana respecto a la muerte jugando un papel importante en la creación de la poderosa atmósfera de fantasía que tiene el filme (una escena particularmente brillante es la pesadilla de Macario, que muestra influencia del surrealismo de Luis Buñuel). El filme en general camina la delgada línea entre el realismo (reflejado en la relación entre clases sociales) y la fantasía total, por lo que podría decirse que la película se relaciona al realismo mágico. El legendario cinefotógrafo Gabriel Figueroa hace uno de sus mejores trabajos en esta película, capturando sobrecogedoras imágenes de gran belleza sobrenatural que aumenta la atmósfera oscura de la fábula de Gavaldón.

Aunque la fotografía de Figuero es verdaderamente de lo mejor del filme, cabe destacar que el elenco también hace un maravilloso trabajo en dar vida a los personajes del "Macario" de Traven. 1960 probó ser un año importante en la carrera del actor Ignacio López Tarso, pues fue cuando obtuvo sus primeros roles importantes en "La Sombra del Caudillo" y ésta película. Como el protagonista, Macario, López Tarso muestra un gran carisma natural y una fuerte presencia en su papel, así como una gran expresividad. Aunque en un par de veces su trabajo se siente un poco teatral, en "Macario" ya muestra porque luego sería considerado como uno de los mejores actores mexicanos. "Macario" fue también el primer papel en cine de Pina Pellicer, y uno de los mejores de su corta carrera (se suicidaría cuatro años despupes). Su trabajo está tan lleno de naturalidad que se vuelve fuertemente emotivo a pesar de su limitado tiempo en pantalla. Enrique Lucero completa el elenco con un espeluznante trabajo como la Muerte, que se aparece como un pobre y desnutrido pastor.

En muchos filmes de Roberto Gavaldón, la muerte y el destino juegan papeles fundamentales en sus tramas, y en "Macario" esto es llevado a su extremo más simbólico. Pero como se mencionó anteriormente, la Muerte no es un enemigo, sino un aliado para Macario; no necesariamente una fuerza del mal, sino un elemento de equilibrio. Macario es sólo capaz de torcer un poco ese equilibrio, pues la Muerte es despiadada y el destino inamovible. Algo interesante es que la verdadera fuerza maligna en la trama proviene de los hombres, en la forma de la envidia que sienten por el éxito de Macario como curandero. De nuevo, el anti-capitalismo de Traven se hace presente: el mal es el sentimiento humano de la envidia. Aunque "Macario" no ha envejecido del todo bien (sus efectos especiales por ejemplo, lucen terriblemente obsoletos), la película mantiene su espeluznante atmósfera de fantasía oscura, un encanto sobrenatural que podría definirse mejor como "magia" que la vuelve cautivante. La belleza de las imágenes de Figueroa, a la par del maravilloso trabajo del elenco se conjugan bajo la mano de Gavaldón resultando en un filme poderoso y fascinante.

Aunque tras su estreno "Macario" se volvió merecedor de múltiples premios alrededor del mundo (incluyendo una nominación al premio de la Academia como Mejor Película en Lengua Extranjera), el filme no fue tan bien recibido en su país de origen pues se le consideró como una cinta artificial y nacionalista diseñada para ganar premios extranjeros. Quizás sí se pueda acusar a "Macario" de explotar un poco el folklor mexicano, pero aun así, "Macario" es un innegable logro de gran técnica y valor artístico. Llena de simbolismo y poseedora de un impresionante trabajo de cinefotografía, "Macario" permanece como uno de los mejores filmes de Roberto Gavaldón, y una de las últimas gemas con vestigios de la llamada "Época de Oro" del cine mexicano, el cual para 1960 ya estaba enfrentando un decline. Un sorprendente ejemplo de cine mexicano, "Macario" es un definitivo clásico del género de fantasía.

9/10
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1 comentario:

Unknown dijo...

Nunca olvidé la única vez que vi "Macario" en 1960 en el Cine Rex de Copiapó( Chile). Con mis amigos a los quince años nos impresionó el filme de Roberto Gavaldón, la fotografía de Gabriel Figueroa y la actuación de Ignacio López Tarso. Aun recuerdo la escena final con los cirios que representan a las personas muertas y a Macario cogiendo su luz para no ser integrado a ese cementerio especial. "Macario" representó para nosotros, adolescentes chilenos, lo mejor de la expresión cinematográfica mexicana. Prueba de ello que la recuerdo nítidamente...58 años después.