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17 de junio de 2014

El Prisionero Trece (1933)

Una de las figuras más importantes e influyentes en aquellos primeros años del cine sonoro, el director Fernando De Fuentes, comenzó su carrera en la industria fílmica con el trabajo de subtitular las películas extranjeras para una cadena de cines, sacando provecho de su conocimiento del idioma inglés. Aunque el haber estudiado en los Estados Unidos le ofrecía buenas oportunidades laborales en los años posteriores a la Revolución Mexicana, De Fuentes decidió probar suerte en la naciente industria cinematográfica, que comenzaba a desarrollarse tras el advenimiento del cine sonoro. El primer trabajo de De Fuentes sería como director asistente en el primer filme sonoro, "Santa" en 1931. Tan sólo un año después De Fuentes ya se encontraría realizando su debut como director con "El Anónimo", un melodrama (actualmente desaparecido) que tuvo poco éxito en su estreno. Sin embargo, su segunda película, "El Prisionero Trece" sería la que comenzaría a mostrar la magnitud de su naciente talento, iniciando el ciclo que hoy es conocido como "La Trilogía de la Revolución".

En "El Prisionero Trece", Alfredo Del Diestro interpreta a Julián Carrasco, un soldado cuyo alcoholismo ha transformado en un hombre violento e impulsivo. Nada deseosa de seguir viviendo de esa manera, su esposa Marta (Adela Sequeyro) lo abandona llevándose consigo a su único hijo. Los años pasan, comienza la Revolución Mexicana, y Carrasco es ahora un coronel a cargo de arrestar sospechosos de ser revolucionarios. Una noche, sus tropas logran capturar a 13 miembros de la revolución, por lo que el gobernador ordena su ejecución. Sin embargo, uno de los trece pertenece a una familia acomodada, que se ha acercado a Carrasco para pedir su libertad a cambio de una buena suma de dinero. Aunque Carrasco lo duda en principio, su amigo Zertuche (Luis G. Barreiro) lo convence de que acepte la oferta. Dado que debe mandar a trece hombres al paredón, Carrasco ordena que se capture a alguien parecido para ejecutarlo en lugar del joven liberado. La sorpresa de Carrasco será mayúscula pues el joven capturado para reemplazar al prisionero trece no es otro sino su hijo Juan (Arturo Campoamor).

"El Prisionero Trece" es una película escrita por el mismo Fernando De Fuentes en colaboración con Miguel Ruiz, aunque a juzgar por los trabajos posteriores de ambos se podría afirmar que De Fuentes era la fuerza detrás del guión, ya que explora temas que se ahondarían en las siguiente películas del ciclo de la Revolución. La trama de la cinta se desarrolla como una tragedia griega, con cada uno de los eventos de la historia avanzando hacía el aciago castigo del protagonista, castigo que se origina en el vicio de carácter con el que carga. Aunque la trama es en esencia un drama sobre los pecados del pasado regresando a atormentar a un personaje, De Fuentes usa la historia para expresar sus ideas respecto a las acciones del gobierno durante la revolución (al haber crecido en el extranjero, De Fuentes tenía una perspectiva un poco "externa" al respecto), retratando en forma realista los miedos y la paranoia de la población urbana en los años de la guerra, así como la fragilidad de la moralidad en circunstancias extrema, como lo es la guerra civil.

Como muchos otros directores mexicanos de la década de los 30s, la mayor influencia que recibió De Fuentes fue sin duda la del trabajo del cineasta soviético Sergei M. Eisenstein, quien comenzó a visitar México en 1930. Sin embargo, De Fuentes también tenía consigo una gran influencia del estilo industrial norteamericano gracias a su trabajo subtitulando películas, por lo que su cine muestra un estilo producto de la mezcla de ambas escuelas. En "El Prisionero Trece" destaca la forma en que De Fuentes emplea el montaje para generar emociones, asó como una fluida puesta de cámara que ya se aleja del estático estilo de principios de la época sonora. De Fuentes hace gran uso del trabajo del fotógrafo Ross Fisher (otra figura importante del cine mexicano) para contar su historia con un estilo naturalista, adecuado para exaltar el realismo de la trama. De Fuentes parece comprender a la perfección que el cine sonoro significa más que sólo escuchar diálogos, pues hay en "El Prisionero Trece" un uso creativo del sonido para construir suspenso y aumentar la atmósfera de la película.

El elenco es en general efectivo, con los dos actores principales haciendo actuaciones realmente excelentes. En el papel del coronel Julián Carrasco, el actor chileno Alfredo del Diestro demuestra un talento sorprendente que va más allá de imitar a la perfección el acento mexicano, pues su actuación es simplemente impactante y construye un personaje redondo, lejos de la caricatura del alcohólico violento (Del Diestro trabajaría nuevamente con De Fuentes en "El Compadre Mendoza", en el mejor papel de su vida). Igualmente bueno es el trabajo de Luis G. Barreiro como Zertuche, retratando con gran habilidad al malicioso personaje que cumple la función de ser el Mefistófeles de Carrasco en la trama. El resto del elenco es de buena calidad, con Adela Sequeyro (quien después se convertiría en directora) haciendo un excelente labor como la esposa de Carrasco y el colaborador usual de De Fuentes, Antonio R. Frausto, en un rol pequeño pero memorable como uno de los revolucionarios. El joven Arturo Campoamor es tal vez el punto débil del elenco, con su pobre trabajo como Juan.

Uno de los aspectos más notables de "El Prisionero Trece" (y de la "Trilogía de la Revolución" en general) es la dura crítica que hace de la guerra en general. Aunque después se volvió común el retratar a la Revolución Mexicana en una forma idealizada, los filmes de De Fuentes evitaban la idealización romántica y ofrecían una visión cruda y realista de un país en guerra. Esta postura le trajo problemas a De Fuentes pues el gobierno no estaba muy de acuerdo con la premisa de la cinta (mostrando a los revolucionarios ofreciendo dinero a sus enemigos a cambio de perdón) y demandó cambios al epílogo de la cinta. Este cambio final, abarata la historia y la convierte en un melodrama mucho más convencional e incluso predecible, ya que se disminuye el impacto del mismo con el fin de buscar un "final feliz". En otro asunto, un problema de la cinta (y de otras películas mexicanas de su tiempo), es el hecho de que muchos de los actores secundarios carecían de entrenamiento, por lo que sus actuaciones palidecen en comparación con los estelares.

Aunque con muchos problemas y una trama que peca de volverse excesivamente melodramática, "El Prisionero Trece" es un excelente filme para comenzar a descubrir los trabajos de la primera etapa del cine sonoro mexicano. Como primer parte del ciclo de filmes sobre la Revolución que realizaría De Fuentes, "El Prisionero Trece" muestra ya lo que caracterizará a los siguientes filmes de la trilogía: un estilo realista, una atmósfera cruda, y una exploración de la decadencia moral de los participantes de la guerra (sin importar el bando). La película no es sólo el primer gran trabajo de un cineasta legendario, sino también es en un interesante punto de vista sobre la Revolución Mexicana que pocos se atrevían (y aún hoy pocos se atreven) a presentar. Poderosa y brutal, "El Prisionero Trece" es una cinta difícil de olvidar, y era sólo el principio para la carrera de Fernando De Fuentes.

7/10
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