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21 de febrero de 2012

La Casa Muda (2010)

El cine de Uruguay no es exactamente famoso por sus entradas en el género del horror, pues fuera del trabajo del cineasta independiente Ricardo Islas (quien por cierto, vive y trabaja en Estados Unidos desde 1997), la producción de horror en el país Sudamericano es muy rara. Así que, con esto en mente, el mero lanzamiento de un ejemplar de cine de horror Uruguayo, "La Casa Muda" de Gustavo Hernández, es ya un evento que genera muchas expectativas. Sin embargo, más allá de su género y nacionalidad, "La Casa Muda" es una cinta que tiene un par de particularidades más que la vuelven única: es una de las primeras películas en el mundo realizadas usando una cámara fotográfica DSLR de alta definición (la Canon EOS 5D Mark II para ser exactos), y encima de esto, la gran mayoría del filme consiste de una única toma continua (78 del total de 86 minutos de duración). Ciertamente, estos elementos hacen de "La Casa Muda" un interesantísimo experimento a atestiguar pero, aunque Hernández tiene éxito en muchos aspectos, "La Casa Muda" también tiene importantes fallas.

"La Casa Muda" es la historia de Laura (Florencia Colucci), una joven mujer que viaja a una vieja cabaña ubicada en la profundidad de los bosques, con el propósito de ayudar a su padre, Wilson (Gustavo Alonso) a reparar las instalaciones de la casa. Wilson ha sido contratado por el dueño, Néstor (Abel Tripaldi), pues desea vender la propiedad. Néstor le da a Nelson las llaves y parte rumbo a la ciudad, mientras padre e hija se disponen a pasar la noche en la casa, pues el trabajo comenzará temprano por la mañana del día siguiente. Los dos se preparan para dormid cuando escuchan un fuerte ruido proveniente del piso de arriva. Wilson sabe que el piso está muy dañado y es peligroso, así que pide a Laura que lo espere abajo mientras va a revisar. Laura espera por su padre, pero algo o alguien ataca salvajemente a Wilson y aparentemente lo asesina. Sola en la oscuuridad, Laura comienza a buscar a su padra, sabiendo que hay algo más dentro de la casa con ella, esperando, acechando, mudo.

Inspirada por un famoso caso sin resolver de los años 1940s, el director Gustavo Hernández y el productor Gustavo Rojo escribieron la historia de "La Casa Muda", la cual fue adaptada a guión por Óscar Estévez. En "La Casa Muda" la historia sigue a Laura mientras recorre la casa en la oscuridad, buscando a su padre mientras trata de asimilar lo que está pasando. La clave es el misterio, y los escritores juegan bien con él, dejando sólo las pistas necesarias para seguir el curso de la trama, y ésta se mueve con una gran ambiguedad hasta su revelatoria (y priblemática) conclusión. Todos los elementos de una película de horror están ahí: sonidos tenebrosos, macabras rimas infantiles, una casa abandonada y un horrible secreto. Ciertamente, "La Casa Muda" no ofrece nada nuevo u original en términos de historia, pero esa nunca es su intención. Al contrario, "La Casa Muda" se basa enteramente en la ejecución: en el preciso uso de estos clichés y atmósfera para contar su historia. Y la precisión es clave, pues la ejecución se basa en una sóla toma.

Y bueno, hablando estrictamente en términos técnicos, la ejecución de esta proeza es absolutamente admirable. El director Gustavo Hernández realmente logra contar el misterio de la casa muda en aparentemente una sola toma, con todo y presupuesto limitado y camara DSLR. Hernández construye su historia con gran cuidado y un enorme énfasis en la narrativa puramente visual. Si gran ojo para la composición resulta en un verdadero logro pare esta clase experimentos: ningúna plano (o mejor dicho, movimiento) es un desperidicio. Instrumental para este logro es sin duda el trabajo del fotógrafo Pedro Luque, quien debe haber tenido un gran reto al dar vida a la visión de Hernández. Especialmente en cuanto al uso de luz y oscuridad (en ocasiones sólo velas iluminan la escena). Ciertamente, esto no es un trabajo fácil de hacer, aunque desafortunadamente "La Casa Muda" es una de esas películas en que el truco opaca a todo lo demás. Y es triste, no sólo porque realmente la hechura de truco es sorprendente, sino porque lo demás no es realmente tan bueno.

Pero antes de pasar a eso, es justo reconocer que el trabajo de la actríz Florencia Colucci realmente merece admiración, pues es ella quien conduce el filme, con la cámara siguiendola por la casa muda. Colucci luce muy natural, y sus reacciones a los eventos que ocurren en la casa se sienten tan reales que le dan mucha verosimilitud a su personaje. Claro, ciertas acciones de su personaje son más que cuestionables, aunque eso es claro más culpa de los guionistas, pues Colucci nunca luce artificial o sobreactuada. Como el logro técnico de Hernández y Luque, la actuación de Colucci como Laura es bastante valiosa, pues logra darle verosimilitud a un guión problemático y a un personaje sin desarrollar. Como Néstor, Abel Tripaldi es efectivo y natural, aunque nada sorprendente. Claro, ni Abel Tripaldi ni el actor Gustavo Alonso (quien interpreta al padre de Laura, Wilson) están en pantalla tanto tiempo como Colucci, así que podría decirse que dan un trabajo eficiente dado lo limitado de sus roles.

Tristemente, más allá de su mérito como logro técnico, hay poco que disfrutar en "La Casa Muda". Cierto, el director Gustavo Hernández crea una ominosa atmósfera de perdición, jugando con el silencio, la luz y la oscuridad, el apunta al antiguo miedo a lo desconocido. Sin embargo, nunca realmenre se atreve a ir más allá y la historia se limita la mayor parte del tiempo a seguir a una mujer asustada mientras vaga sola a través de la sombría casa. Y cuando finalmente la cinta se atreve a ir más allá, opta por una decepcionante conclusión que no sólo es inverosimil, sino que ultimadamente traiciona todo lo que ha ocurrido antes. Los créditos finales incluyen fotografías donde se pretende justificar o explicar el giro, pero realmente sólo empeoran el hecho. De cualquier forma, este final tan desafortunado podría haber sido más fácil de digerir si la jornada para llegar hasta ahí hubiera sido más disfrutable, pero tristemente no lo es. Aunque Hernández captura las acciones con una cierta belleza oscura, estas son tediosas y el seguir a Laura por la oscuridad pronto se vuelve aburrido.

El director Británico Alfred Hitchcock dijo una vez que "el drama es como la vida pero cortando las partes aburridas". Quizás son esas partes aburridas las peores enemigas de los cineastas que intentan hacer todo en una sola toma. A pesar de su inegable belleza, "La Casa Muda" falla en evitar ese aburrimiento, y deja a sus personajes sin desarrollar. Es indudable que Hernández logró mucho con sus pocos recursos pero, aunque es cierto que muchas veces "menos es más" en el cine, la película de Hernández ha ido hasta el extremo y ese "menos" se vuelve casi "nada". Al final, sí hay suficientes cosas buenas en "La Casa Muda" que ameriten darle un vistazo, pero al mismo tiempo, suficientes cosas malas para imposibilitar el declarar a "La Casa Muda" como un experimento satisfactorio.

5/10
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