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25 de octubre de 2012

La residencia (1969)

Mientras que en muchas otras industrias cinematográficas, el género del horror había sido explorado desde los comienzos del cine, en España su desarrollo había sido casi nulo, pues fuera de algunos experimentos fantásticos del pionero del cine Segundo de Chomón y el largometraje "La torre de los siete jorobados" de Edgar Neville (1944), no había existido una película de terror propiamente dicha hasta la llegada de los años 60s. La razón principal de esto fue la censura que ejercía el gobierno de Francisco Franco, pero a partir de 1962 se vieron cambios en la industria que propiciaron la aparición de cintas de horror. Y las dos personas más importantes para en el naciente género fueron los directores Jesús Franco y Narciso Ibáñez Serrador. Nacido en Uruguay en una familia de actores, Ibáñez Serrador comenzó su carrera en España en el teatro, para pasar a la televisión, a donde llevó su gusto por el horror en la legendaria serie "Historias para no dormir". Tras el enorme éxito de esta teleserie, Ibáñez Serrador estrenó en 1969 su primer largometraje: "La residencia".

Ubicada en la Francia del siglo 19, "La residencia" es la historia de un internado para señoritas dirigido por la estricta Señora Fourneau (Lilli Palmer). A la escuela llega una nueva integrante, Terea (Cristina Galbó), quien pronto descubre los secretos que esconde la fachada de disciplina que tiene escuela. Una de las residentes, Irene (Mary Maude), asistente de confianza de la Sra. Fourneau, toma un interés particular en Teresa, y busca torturarla y humillarla en cada oportunidad. La misma Sra. Fourneau no pierde oportunidad para castigar violentamente a la rebelde Catalina (Pauline Challoner). A la par que esto ocurre, Teresa secretamente se hace amiga de Luis (John Moulder-Brown), el hijo de la Sra. Fourneau, quien vive escondido en la residencia, pues su madre no desea que se relacione con las jóvenes de la residencia. Teresa desea irse, no sólo por las humillaciones que sufre, sino porque varias jovencitas han ido desapareciendo sin dejar rastro en las últimas fechas, por lo que el miedo comienza a hacerse presente entre los muros de la residencia.

Basado en una historia de Juan Tébar, el guion de "La residencia" fue escrito por el mismo Narciso Ibáñez Serrador (bajo el nombre de Luis Peñafiel), quien emplea mezcla diversos elementos clásicos del horror para dar forma a una historia muy innovadora para el horror español. Por un lado, la ambientación en una aislada casona del siglo 19 remite mucho a la ficción gótica tradicional, mientras que la trama de Teresa enfrentándose a los tormentos que le infringe Irene le da a la historia un matiz subversivo de rebelión ante la autoridad. Finalmente, la trama del asesino serial suelto en la mansión, hace a "La residencia" un antecedente interesante el subgénero slasher. Sin embargo, lo más interesante de "La residencia" es sin duda la cantidad de lecturas que la historia puede tener, pues no sólo hay en el guion una velada crítica a los regímenes autoritarios (como el de Francisco Franco), sino que el desarrollo que hace Ibáñez de sus personajes incluye un arriesgado pero elegante toque de lesbianismo en la relación entre Teresa e Irene.

Elegancia es lo que mejor define el estilo que maneja el director Narciso Ibáñez Serrador a lo largo de "La residencia", estilo que da una importancia mayúscula al suspenso y la tensión. Con un excelente trabajo de fotografía de Manuel Berenguer, el director Ibáñez Serrador crea una cinta donde la atmósfera de represión se siente en cada cuadro. Sacando gran provecho a su locación, Ibáñez Serrador establece a sus personajes más como prisioneras que como estudiantes, bajo la estricta dirección de Fournier (y el implacable asedio de Irene). El temor que sienten los personajes ante su opresivo entorno, es retratado por Ibáñez Serrador con excelente detalle, ejemplificado a la perfección en la secuencia de la lección de costura, donde con un brillante uso del montaje, el director logra mostrar la represión sexual existente entre las jovencitas. Como puede apreciarse, es el suspenso más que el horror lo que predomina en el filme, aunque cuando el asesino finalmente ataca, Ibáñez Serrador crea imágenes de gran impacto (e innovadoras para su época).

Con "La residencia", Ibáñez Serrador pretendía llegar a un mercado internacional, por lo que a pesar del elenco multinacional la cinta se dobló al inglés (práctica común en el cine europeo de su época). El doblaje no es tan malo, y aun así se puede apreciar la gran calidad de algunos de los intérpretes. La principal joya de la cinta es la actuación de la actriz alemana Lilli Palmer, quien como la Sra. Fourneau realiza uno de los mejores trabajos de su carrera. Con gran porte y una extraordinaria presencia escénica, Palmer crea un personaje de tal intensidad que realmente deja una impresión aun cuando no está a cuadro. Palmer logra fundir a la opresiva Sra. Fourneau con la ominosa atmósfera de su escuela. Excelente también es la actuación de la británica Mary Maude como Irene, quien realiza una soberbia actuación como la fiel asistente de la Sra. Fourneau, abusando de su posición para torturar a sus condiscípulas. Frente a tan excelentes trabajos, Cristina Galbó es un poco opacada, más sin embargo logra salir adelante con un trabajo efectivo y de buena calidad.

Indudablemente una de las mejores obras de horror español, "La residencia" es un gran ejemplo de horror gótico que muy posiblemente sirvió de inspiración al italiano Dario Argento al realizar su "Suspiria" (cinta también ubicada en una escuela privada). Innovadora, cautivante y llena de suspenso, "La residencia" descansa sobre el gran cuidado que puso el director Narciso Ibáñez Serrador en su realización. Sin embargo, a pesar de sus virtudes, hay algunos detalles que no pueden pasarse por alto. Quizás el más obvio es el abandono total de algunas subtramas interesantes (principalmente una referente a Catalina), que quedan sin resolverse en favor de la trama principal. Esto es probablemente el resultado de un guion donde Ibáñez Serrador intentaba incluir múltiples ideas que al final tuvieron que sacrificarse. Otro detalle es que quizás la identidad del asesino resulta un poco predecible, aunque vale la pena mencionar que esto no disminuye el impacto del final, que se beneficia por un acertado manejo de la cámara y la soberbia actuación de Lilli Palmer.

A pesar de sus defectos, "La residencia" es una obra mayor del horror español, y un ejemplo del gran talento del director Narciso Ibáñez Serrador (talento que volvería a brillar en su clásico de 1976, "¿Quién puede matar a un niño?"). Con su bella fotografía y la espeluznante música de Waldo de los Ríos, "La residencia" es una cinta que, como las mejores historias de horror gótico, emplea sus convenciones para retratar la represión de la sexualidad con una gran sutileza y elegancia. Aunque el filme tuvo una recepción un tanto fría en su estreno (tanto en España como en el extranjero), "La residencia" es un filme mucho más inteligente de lo que pudiera parecer pues, detrás de su trama de asesinatos en serie se esconde una aguda crítica a los regímenes opresivos y sus seguidores. Un olvidado clásico del cine de horror.

9/10
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