Con el estreno de "Enter the Dragon" en 1973, el mundo descubrió el gran talento del artista marcial Bruce Lee. Su trágica muerte, acaecida tan solo seis días antes del estreno de la cinta (primera de Lee para un estudio norteamericano), lo convirtió en una verdadera leyenda del cine de acción. El enorme éxito mundial de "Enter the Dragon" resultaría en una fiebre por las artes marciales que se refleja en la gran cantidad de filmes de artes marciales que se empezaron a producir no sólo en Hong Kong, sino en todo el mundo. Sin embargo, los intentos por entrar en el género resultaron extraños en muchos casos: en Inglaterra la casa Hammer produciría el híbrido de horror gótico y kung fu titulado "The Legend of the 7 Golden Vampires" (1974), mientras que en España los hermanos Calatrava mezclarían comedia en "Los Kalatrava contra el imperio del karate" (1974). En México, el luchador enmascarado Santo participaría en "La furia de los karatekas" y "El puño de la muerte" (ambas 1982), pero la más extravagante cinta mexicana de artes marciales sería estrenada al año siguiente, con el nombre "Mercenarios de la Muerte".
En "Mercenarios de la Muerte" se cuenta la historia de un grupo de monjes orientales del antiguo templo de Shiolang, que tras una gran guerra contra la secta del Dragón Negro se vieron obligados a emigrar lejos de su tierra, llevando sus reliquias y tradiciones a un pequeño pueblo en el norte de México. Los años pasan y lo monjes viven en relativa paz, volviéndose parte importante de la comunidad y estableciendo una escuela donde enseñan sus artes marciales. Sin embargo, con la llegada del siglo XX, una nueva amenaza se cierne sobre los monjes, pues el mercenario Sung Ya (Armando Silvestre), discípulo del Dragón Negro, reúne a un grupo de guerreros de distintas partes del mundo con el fin de destruir a lo monjes y saquear las reliquias de su nuevo templo en México. El venerado maestro Tata (Emilio Fernández) sabe del peligro, y pide al maestro Jin Ho (Aries Bautista) que escoja a los alumnos más avanzados para defender al templo del despiadado Sung Ya. Esta tarea recaerá en los jóvenes Mai Ko (Gregorio Casal) y Chang Piau (Jaime Moreno), quienes tendrán que enfrentarse a los mercenarios de la muerte.
Como puede apreciarse dada la trama, "Mercenarios de la Muerte" pretende hacer una mezcla entre el cine de artes marciales y el Western. Aunque suena extraña, la idea de mezclar estos géneros no es del todo desatinada, pues el moderno cine de artes marciales que surgió con Bruce Lee se nutría directamente de los arquetipos e historia clásicas del Western ("Meng long guo jiang" del mismo Lee es el ejemplo perfecto). El guión de "Mercenarios de la Muerte", escrito por Avinadain Bautista, no sólo toma elementos del Western, sino que literalmente ubica a sus monjes orientales en un pequeño pueblo del salvaje oeste. La historia tiene las pretensiones de una gran épica, con la llegada de Sung Ya obligando a los monjes a preparar la defensa del pueblo que les ha dado asilo. Sin embargo, al crear este híbrido de Western y artes marciales, Avinadain Bautista opta por explotar los viejos clichés de ambos géneros, diluyendo lo épico de la historia en largas escenas de entrenamiento, diálogos supuestamente filosóficos y pobres peleas de cantina, olvidando desarrollar el drama de sus personajes, que son más bien estereotipos andantes.
Pero aún y que el guión es de una calidad más bien regular, la cinta podría haber resultado en una interesante (aunque curiosa) cinta de artes marciales si no fuera por la desastrosa dirección por parte de Manuel Muñoz y Gregorio Casal. De entrada es claro que la cinta no tenía un gran presupuesto dado que está realizada en lo que parecen ser olvidados sets de aquellos viejos westerns de los Estudios América. Esto no sería gran problema si no fuera porque la simplona puesta en cámara que emplean los directores no hace sino hacer más notorio lo falso de la escenografía. De igual forma, la realización de las peleas (punto principal en un filme de artes marciales) es deficiente, no sólo por la mala ejecución de muchos de los peleadores (Aries Bautista es la excepción) sino por que se filma de forma en que no se puede cubrir estas deficiencias y es claro que muchas veces no hay contacto entre los actores. La fotografía, a cargo de los veteranos Fernando Colín y Ángel Bilbatua, va de regular a bastante mala, como ejemplifica la pobremente iluminada pelea final en la que difícilmente se puede distinguir lo que ocurre.
Las actuaciones son otro gran punto negativo de "Mercenarios de la Muerte". El que el legendario actor y director Emilio "el Indio" Fernández se preste para participar en un proyecto de este nivel es tal vez sintomático del estado en que la industria cinematográfica mexicana se encontraba en esa época. La actuación del Indio como el Tata (monje de Shiolang inexplicablemente vestido de vaquero) básicamente se limita a recitar sus líneas con severidad, aunque en ocasiones hay atisbos del talento y carisma del viejo cineasta. Los protagonistas, Jaime Moreno y Gregorio Casal hacen tal vez los peores trabajos de sus carreras. Moreno, quien tiene un peso mayor en la cinta, se limita a lucir bien ante la cámara e intentar moverse con la gracia de un artista marcial. El personaje de Casal es un poco más complejo, pero el actor es incapaz de establecer la profundidad de su personaje y llena su actuación de clichés. Armando Silvestre es probablemente el único actor del elenco que entendió que lo único que podía funcionar en tal debacle era exagerar el melodrama, y hace de su trabajo una medianamente aceptable imitación de Fu Manchu.
Difícilmente se puede encontrar algo que rescatar en esta extraña cinta de artes marciales en que las incongruencias y la incoherencia son constantes. Y aunque uno pudiera pensar que el bajo presupuesto y el guión mediocre son responsables del caos de la cinta, es realmente una cuestión de mala dirección la que genera la mayoría de los problemas. Por un lado, no hay una clara definición del espacio en que se desarrolla la trama, por lo que en ocasiones el templo parece estar muy cerca del pueblo y en otras no (a conveniencia de la historia). Como se menciono anteriormente, tampoco existe un cuidado en la narrativa visual de la película, como si la cámara se hubiera colocado en un lugar arbitrario sin pensar claramente en que estaba a cuadro. Finalmente, la edición sonora es otro gran descuido pues la película, al carecer de sonido directo, está doblada de la peor forma posible: sin sincronía, sin continuidad e incluso algunos actores doblan personajes que no interpretaron. Esto solo puede significar que la cinta vivió una producción muy problemática, y tal vez sea por eso que hay dos directores y dos fotógrafos en los créditos.
A pesar de ser uno de los más grandes desastres de la cinematografía mexicana, "Mercenarios de la Muerte" tiene un extraño carisma. Tal vez sea el hecho de que es inusual ver una cinta de artes marciales hecha en México, ó el ver a grandes actores de la vieja guardia (Fernández y los hermanos Víctor y Tito Junco) envueltos en un proyecto tan problemático como este. Tal vez es la gran ingenuidad con la que parece que fue realizada dado lo inverosímil que resulta en muchas ocasiones. Sea como sea, lo cierto es que involuntariamente, "Mercenarios de la Muerte" hace una gran comedia de errores bastante surreal. Dentro de los cientos de filmes de artes marciales realizados a partir del éxito de Bruce Lee (y vaya que fueron muchos), "Mercenarios de la Muerte" es sin duda uno de los más bizarros y más mal realizados de todos los tiempos.
2/10
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4 comentarios:
Soy súper fan de esta cinta, como bien dices, su carisma es inexplicable y extraño y realmente uno puede pasársela bien viéndola con sus amigos. Hasta se puede acompañar de Vacaciones del terror.
Extraña y bizarra, pero gusta a pesar de sus multiples deficiencias
Bizarra y con humor involuntario, pero no puedes dejar de verla,
GRANDES ACTORES PERO LIMITADOS A LA ÉPOCA YA QUE LAS ARTES MARCIALES SON DE ORIENTALES Y NO DE MEXICANOS NI EXTRAS NI TRUCOS FUERON SUFICIENTES PARA CUBRIR TANTOS ERRORES FÍLMICOS
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