Sin lugar a dudas, el año de 1960 fue uno de numerosos e importantes cambios en la historia del cine mundial, particularmente en el género del horror, pues al ir cambiando los tiempos se fue abandonando la censura latente en muchos países (en los Estados Unidos, por ejemplo, se abandonó el infame Código Hays), y nuevos temas e ideas comenzaron a ser explorados. Uno de estos fue la introducción de connotaciones sexuales más explícitas a lo que ahora es llamado "horror psicológico" con películas como la británica "Horrors of the Black Museum" de 1959 y por supuesto, "Psycho", obra maestra de Alfred Hitchcock estrenada en 1960, filmes que dieron un rostro terriblemente humano a la maldad. Otra de aquellas importantes películas que ayudaron a cambiar el género en los años 60s provino también del Reino Unido: "Peeping Tom". Dirigida por Michael Powell, "Peeping Tom" es un mórbido cuento de horror y suspenso con el tema del voyeurismo que se adentra en los terrenos del horror psicológico y, cómo "Psycho" (estrenada sólo tres meses después que "Peeping Tom"), eleva el género al nivel de obra de arte.
"Peeping Tom" (literalmente "El mirón", aunque conocida en español como "El fotógrafo del crimen") es la historia de Mark Lewis (Karlheinz Böhm), un joven asistente de cámara en un estudio de cine Británico que aspira a convertirse en cineasta. Un hombre tímido y solitario, Lewis no es muy sociable, y prefiere pasar su tiempo detrás de su cámara, trabajando como fotógrafo de imágenes pornográficas de mujeres. Sin embargo, este joven tiene además una vida secreta, ya que él es en realidad un asesino serial que filma y asesina jóvenes mujeres y a quien la policía lleva buscando varias semanas. Las cosas se complican cuando conoce a Helen Stephens (Anna Massey), una joven que llega a vivir con su madre (Maxine Audley) en el piso de abajo de su departamento, en un cuarto que le rentan a Mark. Pronto, su amistad comienza a significar mucho para Mark, en el sentido de que le ofrece un entendimiento honesto que él jamás había experimentado antes. Sin embargo, la sombra de los traumas y obsesiones de Mark está siempre presente, y tendrá que enfrentar sus demonios.
Escrito por el otrora criptógrafo militar Leo Marks (aunque Powell también tuvo mano en el guión), "Peeping Tom" es un profundo e inquietante viaje a los lados más oscuros de la mente pues está totalmente enfocada en su personaje principal, Mark. A diferencia de "Psycho" (película que usualmente se compara con "Peeping Tom"), el asesino serial no es visto desde la perspectiva de quienes le rodean, sino que la historia se vive totalmente desde su propia perspectiva, descubriendo al ser humano detrás de la personalidad psicópata así como las terribles razones que dieron origen a una mente tan perturbada. En cierta forma, la trama de "Peeping Tom" es una profunda humanización del personaje de asesino serial, adentrándose al terrible miedo que Mark tiene de sí mismo, dado que la cinta se centra en su intento por dejar sus atroces actividades y tener una vida normal. Sin embargo, la película evita decididamente cualquier intento de glorificar ó justificar al asesino serial (como luego lo harían filmes posteriores), pues aunque víctima, Mark no deja de ser un monstruo.
Empleando una impactante y bella fotografía en color (por el veterano cinematógrafo checo Otto Heller) y un notable uso de la cámara subjetiva, el director Michael Powell concibe "Peeping Tom" como una bizarra oda al voyeur que todos llevamos dentro y al extraño placer que da el observar a otros (en forma más cercana a "Rear Window" que a "Psycho"). No es gratuito que el personaje central sea un cineasta, pues Powell une el concepto de filmar a una persona con el de asesinarla, de una manera que ve a la cámara como una entidad agresiva y casi físicamente violenta que invade y roba la esencia vital de la persona filmada. La cámara de Heller se vuelve entonces los ojos de Mark y se adentra a su perturbada mente para dibujar sus crímenes a todo color. Sin embargo, no es sólo el inteligente (y atrevido) uso de la cámara lo único que brilla en "Peeping Tom", sino también el creativo empleo del suspenso en la construcción de las escenas. Esto juega un rol de gran importancia en la creación de la atmósfera de tensión que pernea toda la cinta, tensión que semeja la que vive la mente de Mark a cada paso.
Y esto nos lleva al elenco, que bajo la dirección de Michael Powell realiza en general un trabajo excelente. El actor alemán Karlheinz Böhm (famoso por su trabajo en la trilogía de "Sissi") es realmente la estrella de la cinta, pues su interpretación como Mark es tan fascinante como espeluznante. Haciendo real y creíble su complejo personaje, Böhm logra transmitir a la perfección cuan inseguro y vulnerable es realmente Mark en su interior, sin dejar de lado la rabia y violencia que explotan en su interior. Se puede decir que Karlheinz Böhm logra en "Peeping Tom" uno de los mejores trabajos de actuación en una película de horror. Como la joven Helen, Anna Massey es sencillamente maravillosa, logrando retratar con habilidad la ingenuidad del personaje, así como esa inocencia que termina por dejar una huella profunda en la psique de Mark. Como su madre, Maxine Audley hace un trabajo efectivo, e incluso tiene varias escenas donde logra brillar y mostrar su talento, pero finalmente la película pertenece totalmente a Böhm y a Massey, pues es su relación la que se vuelve el foco central de la historia.
"Peeping Tom" no es una cinta de horror muy típica, pues aunque terriblemente oscura y agresiva, es también inquietantemente humana. Definitivamente esta compleja historia no era tal vez lo que el público esperaba de Michael Powell, quien junto a Emeric Pressburger (The Archers) había realizado varias de las cintas más queridas del cine británico durante los años 40s y 50s. Lo escabroso del tema que manejaba en "Peeping Tom" probó ser demasiado para una audiencia aún no acostumbrada a ver una cinta tan controversial, por lo que la película fue un fracaso comercial que incluso fue prohibida en varios países (el daño a la carrera de Powell sería bastante fuerte). Sin embargo, a pesar de que la crítica de su tiempo no fue muy favorable, "Peeping Tom" es una más de las obras maestras del cineasta Michael Powell, y una de las cintas de horror más influyentes de la historia. Adentrándose a la mente de su perturbado protagonista empleando un recurso que filmes como "Halloween" (1978) y "Maniac" (1980) llevarían aún más lejos, no es descabellado el considerar a "Peeping Tom" como la primera película de horror de la era moderna.
Una cinta sin duda adelantada a su época, "Peeping Tom" es una de las películas más interesantes (e inquietantes) que tocan el tema del asesino serial. Las comparaciones con "Psycho" (que a diferencia de la cinta de Powell, fue un éxito de taquilla) son justas, pero esta cinta es un tipo diferente de criatura, pues es una exploración más dura y profunda del mismo tema, con menos psicología y mucho más corazón. Es probable que esta misma humanidad con la que "Peeping Tom" trata a su perturbado monstruo es lo que la hace tan terriblemente inquietante, pues no deja de recordarnos que el salvaje asesino serial es también un dañado ser humano. Todo un clásico del género que debería ser mejor conocido como la obra maestra que realmente es.
9/10
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