Páginas

21 de mayo de 2014

Blood: The Last Vampire (2009)

En el año 2000, los conocidos productores de anime Mitsuhisa Ishikawa y Mamoru Oshii lanzaron un cortometraje animado que presentaba una animación revolucionaria y un estilizado diseño visual: "Blood: The Last Vampire". Historia de acción y horror didigida por Hiroyuki Kitakubo, "Blood The Last Vampire" se volvió rápidamente uno de los filmes de anime más populares de todos los tiempos, ganando reconocimiento por su innovadora animación y perturbadora atmósfera. Si popularidad fue tan grande que pronto se comenzó a hablar de una adaptación a largometraje con William Kong (de "Wo hu Cang Long") como productor y Ronny Yu ("Huo Yuan Jia") en la dirección. El proyecto sufrió múltiples cambios y al final "Blood: The Last Vampire" terminó como una coproducción franco-china con el cineasta Chris Nahon (de "Kiss of the Dragon") en el puesto del director. Desafortunadamente, la nueva encarnación de "Blood: The Last Vampire" carece de todo lo que hacía buena a la cinta original, y en su lugar cuenta con muchos de sus problemas.

"Blood: The Last Vampire" ("El Último Vampiro") es la historia de Saya (Jun Ji-hyun, bajo el nombre de Gianna Jun), una cazadora de demonios de cuatrocientos años de edad. Siento mitad humana y mitad vampiro, Saya fue entrenada como samurai y pone sus habilidades sobrenaturales al servicio de una organización secreta denominada "El Consejo", quienes han cazado demonios vampiro por siglos. La relación de Saya con El Consejo es complicada, pues sólo los ayuda dado un deseo personal de venganza, pues la poderosa vampiresa Onigen (Koyuki) asesinó a su padre. La acción ocurre en el Japón de principios de los 70s, cuando El Consejo envía a Saya a enrolarse como estudiante de preparatoria en una escuela cercana a la base aérea Yokota. En la escuela Saya rescata a Alice (Allison Miller), hija del general de la base, de ser asesinada por dos de sus compañeras (Masiela Lusha y Ailish O'Connor), quienes son en realidad vampiros. Alice queda en shock al ver a Saya desmembrando a sus compañeras y pide ayuda a su padre, el General McKee (Larry Lamb). Alice descubrirá que es en realidad Saya quien la puede proteger.

Adaptada por Chris Chow (escritor de "Huo Yuan Jia" de Ronny Yu), esta versión de "Blood: The Last Vampire" mantiene la trama general del cortometraje animado y agrega diversas subtramas y un trasfondo más profundo para los personajes. Ciertamente, la carencia de una historia previa era uno de los principales problemas del original "Blood: The Last Vampire", y Chow hace un buen intento por expandir la historia con el fin de dar razones y motivos a las acciones de los personajes. Sin embargo, la forma en que Chow llena estos huecos en la historia original no es del todo satisfactoria, pues no sólo se abusa de viejos clichés del género (la venganza por el asesinato del padre), sino que se hace de una forma simplista y barata. Hay ideas positivas, como la adición de Alice, que permite un mayor desarrollo a la personalidad de Saya; sin embargo, la trama se vuelve innecesariamente revuelta y mantiene el mal hábito de hacer de Saya un personaje perfecto y prácticamente invencible. Esto junto a la carencia de un antagonista de peso, resulta en una historia que se vuelve poco interesante.

El director francés Chris Nahon muestra un estilo visual vibrante, energético, muy atractivo visualmente pero con una narrativa floja que no logra desarrollar totalmente el concepto del filme. Cierto, el guión de Chris Chow es problemático, pero es la dirección de Nahon la que da el tiro de gracia a "Blood: The Last Vampire". Siendo justos, Nahon logra capturar el look estilizado y la atmósfera oscura del cortometraje animado, recreando bastante fielmente las secuencias de acción del filme original. La fotografía de Hang-Sang Poon logra darle a la película un personalidad propia, y la música del brillante Clint Mansell es realmente la estrella de la película. Sin embargo, Nahon no logra traducir el guión de Chow a una narrativa visual coherente, optando por llenar la película con escenas de acción visualmente sorprendente pero que no tienen gran peso para avanzar la trama. Ciertamente, dichas escenas muestran un excelente trabajo de los coreógrafos, pero no se disfrutan tanto pues la cinta cuenta con uno de los peores trabajos de efectos visuales hechos para un filme de este tipo.

Las actuaciones en la cinta varían de calidad, siendo algunas muy buenas mientras que otras son terriblemente malas, lo que lamentablemente se puede apreciar claramente al comparar los trabajos de las protagonistas. Por un lado, Gianna Jun es fascinante, y realmente pone un gran esfuerzo en su papel como la cazadora Saya. Sin decir mucho, la joven actriz logra expresar una gran rango emocional y además muestra su talento para el cine de acción. Por otra parte, Allison Miller realiza un pobre trabajo como Alice, y transforma lo que pudo haber si uno personaje interesante en un estereotipo andante cuya única función dramática es explicar la trama a la audiencia. La diferencia entre ambas actrices es abismal, y su falta de química es bastante notoria. La actriz japonesa Koyuki, quien da vida a Onigen, es como el punto medio entre ambas, con una interpretación bastante regular aunque, siendo honestos, su personaje es tan pobremente desarrollado que parece una caricatura de lo que un villano debe ser. El actor irlandés Liam Cunningham también queda desaprovechado de forma similar.

Si la original "Blood: The Last Vampire" carecía de una historia, la versión de Nahon carece de narrativa. Más interesado en crear complejas secuencias de acción, Nahon no da espacio a sus personajes para crecer, y deja la historia de Chow como un desorden confuso. A pesar del estilo visual, Nahon no deja la historia fluir de manera cinematográfica, prefiriendo largos diálogos expositivos y largos flashbacks para explicar la trama. Aún así, los problemas se originan desde el guión de Chow, que de entrada carece de un villano remotamente interesante. La vampiresa demonio Onegin luce como un personaje de interés, pero su desarrollo es plano y termina casi como uno más de los numerosos ninjas y vampiros asesinados por Saya. Alice, un personaje que podría haber dotado a Saya de una mayor profundidad, se vuelve un elemento simplón empleado sólo como damisela en apuros, esperando siempre a que Saya vaya a salvarla (ni siquiera se anima a explorar una posible lectura lésbica a esta situación). La complicada trama entre la CIA, El Consejo y el ejército es tan descuidadamente desarrollado que parece estar ahí para llenar espacio.

Desafortunadamente, "Blood: The Last Vampire" de Chris Nahon tiene más defectos que virtudes, pues desperdicia el concepto de la cinta original en un filme de acción bastante típico con elementos de horror que poco aportan al género (tampoco lo hacía el anime original, pero al menos era innovador como animación). Ciertamente, la película tiene algunas cosas buenas, principalmente el trabajo de Gianna Jun y el de los coreógrafos de escenas de lucha. Tristemente, esto no es suficiente para rescatar una pobre narrativa y un guión problemático, problemas principales de esta versión de "Blood: The Last Vampire". El mito del vampiro ha inspirado múltiples historias e interpretaciones, y seguramente seguirá haciéndolo. Sin embargo, "Blood: The Last Vampire" no una de las mejores. Como consuelo, la serie animada inspirada en el corto, "Blood+", es un ejemplo de un mejor desarrollo del mismo concepto.

4/10 
-------------------------------

No hay comentarios.: